PUNTUAL
Siempre pensé que la exfiscal general del Ministerio Público, Thelma Aldana, daría el paso a la política partidista, pero lo que no imaginé es que lo hiciera tan pronto, tan solo una semana después de dejar el cargo.
Al estar tan cerca de algo dicen que a cualquiera se le antoja y ella ha estado tan cerca del poder que, ya se le habría antojado. Aunque en términos absolutos ejerció el poder desde el MP. Bien que haya puesto presos a los últimos exgobernantes, Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, al expresidente Álvaro Colom, investigado al excandidato Manuel Baldizón, como a tantos más, por hechos de corrupción, pero ese rol plausible nada tiene que ver con la política.
Por los siguientes 10 argumentos, Thelma Aldana, no debería saltar a la política partidista y buscar cargo en las elecciones generales del 2019:
PRIMERO, porque entonces se llevaría con el codo, todo lo bueno que hizo con las manos por combatir la impunidad y la corrupción en el país. Esto porque sin cambios sustanciales al sistema, el gobierno es naturalmente corrupto.
SEGUNDO, cada uno debe estar en su rol, los políticos en la política y los juristas en la justicia. Con lo anterior no estoy diciendo que se queden los mismos, sino que estoy motivando a un relevo generacional de políticos buenos, con ánimo de servir y no de servirse. Hemos tenido malos ejemplos de cómo la religión se mezcla con la política, de cómo el deporte se mezcla con la política y los resultados casi nunca han sido los deseados. Tampoco creo positivo que la justicia se mezcle con la política, aunque ella ya se encuentra en su condición de exfiscal.
TERCERO, si Aldana participara como candidata presidencial, cualquiera tendría argumentos de que ella tomó partido sin partido, hasta de que politizó la justicia para despejar su camino político. Por salud de todo lo que hizo en los últimos cuatro años, le corresponde ahora ser maestra, guía y hasta asesora de las nuevas generaciones de investigadores y jueces.
CUARTO, porque alguien que es muy bueno en una cosa, como cualquier ser humano, dudo que sea bueno en otra cosa, un buen cantante muchas veces ni siquiera es buen músico, menos va a ser buen chef un buen astronauta; los escenarios no son los mismos. Investigar tiene su ciencia, pero gobernar eficientemente tiene además de ello, personalidad, carisma y capacidad de influenciar y el poder para hacer.
QUINTO, mejor evitar que luego le tiren piedras sobre un techo de cristal, ella es una mujer valiente por haber encarado a los sinvergüenzas corruptos e impunes, por lo tanto, muchos tienen sed de venganza y hasta inventos que puede llegar a sufrir.
SEXTO, hemos visto en otras latitudes a personas que son exitosas, incluso pastores o artistas seguidos por multitudes, a la hora de subirse a un escenario político, ven en ellos a oportunistas y desleales a sus principios y propósitos.
SÉPTIMO, sería mejor que Thelma Aldana sea recordada como esa gran señora que puso a temblar a la clase política tradicional del país, incluso a los más ricos, como nunca en la historia del país, a que se le recuerde como la excandidata presidencial que salió derrotada en las urnas.
OCTAVO, más que a ella, al país le conviene que siga su camino en la búsqueda de la justicia y no cambie de carril por añorar un cargo que tanto señaló por ilícitos cometidos por malos ciudadanos que aprovechándose del poder hicieron de las suyas y desfavorecieron a la ciudadanía.
NOVENO, no debe caer en el aprovechamiento de la popularidad e imagen ganada en los medios de comunicación al presentar los múltiples casos investigados no solo por el Ministerio Público, sino especialmente por la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig).
Y DÉCIMO, porque siendo realista, “la vieja política” no va a desaparecer, porque para ello, deberían de suceder reformas sustanciales a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, entonces lo que naturalmente va a ocurrir es un cambio de actores y partidos, donde sí debería haber cambio en pensamientos, ideologías abiertas y acciones.
Muchos quisiéramos recordar a Thelma Aldana por su trabajo y no por su antojo político.
Esta columna pudo haber sido escrita más adelante o nunca, pero su declaración a la prensa me movió sin ningún tipo de emoción ni aberración: “No tengo ni dinero, ni partido político ni formación política, pero si encuentro una plataforma donde pueda estar la derecha, la izquierda, las mujeres, los pueblos indígenas, los grupos que nunca han tenido acceso a una sociedad en condiciones de igualdad, sí me gustaría participar”, dijo Aldana.
No busco tener la razón, pero pretendo que juntos analicemos no solo este caso, sino que el futuro político del país, de cara a las elecciones generales del 2019 que serán las más impredecibles de los últimos tiempos.
POR CÉSAR PÉREZ MÉNDEZ
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