Un colega me decía: “es la primera vez que veo una reforma tributaria donde no ofrecen algo”. Efectivamente, los discursos detrás del proyecto de reforma tributaria se escudan principalmente con la narrativa de que no alcanza y hay que pagar más impuestos; no hay promesas, que de todos modos no se van a cumplir. Sin embargo, al leer el proyecto de “Iniciativa de ley de recuperación de la capacidad fiscal del Estado”, en las Consideraciones Generales abundan muchas de las acostumbradas justificaciones para aumentar los impuestos.
En el proyecto no podrían faltar referencias a los Acuerdos de Paz, al Pacto Fiscal y al hecho de que “es deber del Estado garantizarle a los habitantes de la República la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz”. En el séptimo párrafo dice: “Los retos para alcanzar niveles que permitan reducir las abrumadoras brechas sociales, crear las condiciones de inversión que mejoren la productividad y competitividad del país son cada vez mayores”. El paquetazo fiscal no va a reducir las abrumadoras brechas sociales y muy especialmente, no va a mejorar las condiciones de inversión y menos aún la competitividad del país. ¿Cómo puede pretenderse que aumentar los impuestos vaya a mejorar las condiciones de inversión?
El proyecto de ley menciona “la carencia de insumos para atender las necesidades de salud, el deterioro de la infraestructura educativa que permitan brindar una educación de mayor calidad, la carencia de recursos destinados a la seguridad que permita reducir los niveles de violencia y criminalidad”. Este improvisado y malpensado paquete fiscal no va a conseguir ninguna de esas cosas. Continúa afirmando que “es necesario alcanzar un estadio que garantice una mejor seguridad ciudadana, protección a los derechos humanos, a la libertad empresarial y a tener una sociedad más participativa en el desarrollo local y nacional”. ¿Aumentar los impuestos a la clase media y a las empresas va a alcanzar un estadio que garantice la libertad empresarial?
En el proyecto de ley se afirma que “El objetivo es entonces lograr un mayor crecimiento económico así como impulsar el desarrollo social sostenido e inclusivo, lo que requiere de… aumentar la inversión pública”. Si el objetivo es propiciar un mayor crecimiento económico, una manera segura de no conseguirlo es aumentar los impuestos. ¿De qué principio o fundamento económico sale la idea de que aumentar los impuestos propicia el crecimiento de la economía?
La mayoría de los argumentos a favor de aumentar los impuestos utilizan la apelación a las carencias y necesidades en los temas de salud, educación y seguridad. Que hay carencias es evidente; que el gobierno tenga la capacidad de traducir más recursos a logros en estos rubros, es cuestionable. Como muchos, comparto la idea de que el Gobierno necesita más recursos para poder cumplir con sus principales obligaciones, con énfasis en “principales”. Por otra parte, sostengo que el actual modelo de gestión del Gobierno no es capaz de traducir mayores ingresos en mejores resultados. En el estado actual de cosas, el Gobierno sencillamente se tragará un mayor ingreso fiscal, sin que vaya a ser perceptible una mejora en los servicios que brinda.
Tiene que ofrecerse algo a cambio. Es necesario modificar estructuralmente el modelo de gestión del Gobierno y establecer mecanismos y métricas de monitoreo del correcto destino y uso de fondos públicos. No puede sencillamente irse todo a la piñata del fondo común y regresar dentro de cuatro años con el mismo cuento, pero con un aparato productivo todavía más ahorcado.
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