Más impuestos: ¿Para el bien de quién?

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Cualquier aumento de impuestos debe ser precedido por una mejora significativa en la forma que se utilizan los recursos dentro del sector público.   

¿Qué es primero, el aumento de los impuestos o la mejora en la calidad del gasto público? Para quienes argumentan que el tamaño del sector público guatemalteco tiene un reducido tamaño en relación a las necesidades sociales del país, el aumento de impuestos antecede a mejorar la calidad del gasto público. Para quienes argumentan lo contrario, cualquier aumento de impuestos debe ser precedido por una mejora significativa en la forma que se utilizan los recursos dentro del sector público. En un sentido amplio, ambas posturas tienen cierto grado de razón en lo que esgrimen. Por un lado, si se consideran todos los factores que limitan la forma en que se planifican, priorizan y se utilizan los recursos fiscales, es válido argumentar que los recursos con los que cuenta el Minfin actualmente son insuficientes para atender las necesidades de gasto que se originan del ejercicio presupuestario. Por el otro lado, si se considera la forma en que actualmente se planifica, presupuesta, prioriza, gestiona y evalúa el gasto público, es válido argumentar que cualquier aumento en la recaudación tributaria difícilmente se traducirá en mejor gasto público.

Nada de esto es nuevo, estas son las dos formas básicas de argumentación que han estado en contienda. La gran diferencia, es que ahora, más que nunca antes en la historia reciente, la carga de la prueba la tienen quienes enarbolan la necesidad de aumentar los impuestos. No se puede pedir a nadie que pague más si no existe certeza plena que esos recursos no se perderán en extensa y profunda red de corrupción dentro del sector público; en la inefectividad de la administración gubernamental para gestionar la provisión de los principales servicios básicos; en las redes de clientelismo dentro de ciertos programas de gobierno, especialmente los sociales; en la gravosa carga que representan los pactos colectivos con los trabajadores del Estado para el presupuesto nacional; en las opacas e inefectivas prácticas de centenares de instituciones que viven de las transferencias del gobierno central.

Desde tiempos del “Paquetazo” de la D.C. hasta la “Antievasión II” del P.P el ajuste siempre ha recaído en los contribuyentes: “primero paguen luego se arregla lo que concierne al gasto público”. Esta vez debe ser diferente; de no existir garantías comprobables, no simples promesas de futuras mejoras en la gestión gubernamental, que los nuevos recursos van a tener un mejor destino que los más de Q50 millardos que ya se recaudan, no existe justificación alguna para aprobar ningún nuevo impuesto. Al final de cuentas, mejorar la gestión pública, reducir la corrupción, aumentar la efectividad y eficiencia del gasto público y priorizar mejor los gastos permitirían al gobierno lo mismo que, en teoría, lograría con más impuestos: gastar más en donde más lo necesita y, sobre todo, gastar mejor dentro del sector público. Esta vez es necesario que primero “ponga el huevo la gallina antes de seguirle alimentando su insaciable apetito”.

Publicado por www.elperiodico.com.gt el 09 de Agosto 2016 por Hugo Maul R.
http://elperiodico.com.gt/2016/08/09/opinion/mas-impuestos-para-el-bien-de-quien/

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