Como se recordará el expresidente Álvaro Colom (2008-12), de manera inaudita, se autocalificó como “inútil para gobernar” y reconoció que la que efectivamente gobernó fue su exesposa, Sandra Torres, quien, según el exministro de Finanzas, Juan Alberto Fuentes Knight, fue la “primera ministra de facto”, la verdadera jefa de gobierno, que dirigía y coordinaba el gabinete de ministros, y quien disponía de los recursos públicos a su antojo.
Durante el desgobierno de Colom se aprobaron gigantescos presupuestos estatales desfinanciados, que redundaron en la duplicación de la deuda pública en cuatro años. En promedio se gastaron Q60 millardos anuales, que no se tradujeron en nada de nada, ni una sola obra pública relevante se recuerda de la época de este infame período presidencial.
Todo se gastó en saqueo o desvío de fondos, en promoción del “gobierno de Colom” (a cargo de los peludos), en una multimillonaria “deuda pública flotante” no justificada (Q15 mil millones), en un oscuro, desaforado e incontrolable clientelismo político para promover la candidatura presidencial de su exesposa Sandra Torres, en grotescos negocios multimillonarios como el Transurbano y el subsidio al transporte urbano capitalino, que el Congreso bajo el régimen de Colom apoyó con renglones presupuestarios adicionales, aunque la Constitución lo prohíbe. También habrá que rendir cuentas por esto. ¿O no?
Cabe traer a colación que el negocio irregular del Transurbano se inició con el Acuerdo Gubernativo 103-2009, suscrito por Colom y sus ministros, no así por el ex vicepresidente Rafael Espada, quien se opuso, por medio del cual se autorizó la entrega, en concepto de “aporte económico de inversión”, de la suma de US$35 millones (cerca de Q280 millones), a la entidad Asociación de Empresas de Autobuses Urbanos (AEAU), cuyos asociados son empresas lucrativas, que se documentó a través de un “convenio privado”, suscrito por el Ministro de Finanzas y la AEAU. Con este dinero se adquirieron los buses sobrevalorados en Brasil.
El Congreso durante el régimen de Colom también fue un “nido de corrupción”, un mercado de diputados constructores, en donde se desvanecieron nada más y nada menos que Q82 millones en “inversiones fantasmas”. El actual presidente del Congreso, Mario Taracena, diputado prominente de la UNE, confesó públicamente que el régimen de Colom estuvo infiltrado por el crimen organizado y que durante la gestión gubernativa Colom-Torres pasaron “cosas gruesas, pero gruesas”, lo que lo coloca como un testigo de cargo clave interesante en la investigación criminal de los horrores y escándalos durante el régimen de Colom. Por supuesto, lo anterior sin perjuicio de los despropósitos en Fonapaz, Sepaz, Renap, Consejos de Desarrollo, Secretarías de la Presidencia, Ministerio de Relaciones Exteriores (que espera a ser investigado), etcétera.
No debe olvidarse tampoco que Colom, quien hoy gestiona para ser embajador (¿qué tal?), viajó a lo grande, tanto así que cayó de paracaidista en Rusia, se casó en Cuba, a donde viajó con miras a condecorar (con la Orden del Quetzal en Grado de Gran Collar), sin que finalmente fuera recibido, al dictador cubano Fidel Castro, y sin miramiento alguno canceló, por estar indispuesto, una trabajada visita oficial al Elíseo en París, Francia, que dejó mal parada a Guatemala.
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