Los de entonces

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Aún no escampa.

Sipacate nos esperaba con sus olas temerarias. Con sus montes de chichicaste pringado. La arena brillaba de tan negra mientras nos tragaba hasta los talones. El sopetón de ola alteraba el equilibrio, sin mesura ni compasión. Ola tras ola, hasta perder de vista el horizonte.

En eso se convirtió la realidad guatemalteca, en “ola tras ola” que revuelca sin miserias los cimientos movedizos de estructuras que, hasta hace poco, eran intocables. Eran “sagradas”. Pero “Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”. Quien diga que la Plaza fue pretexto superfluo para pasar el tiempo, se equivocó. Los movimientos que surgieron de la indignación se organizan, silenciosamente se fortalecen. Es gratificante ver a colectivos de jóvenes, por ejemplo, pensando el país. Es fascinante conversar con ciudadanos que antes ignoraban los hechos políticos. Hoy se habla libremente sobre cooptación, plazas fantasmas, sobrevaloraciones, extinción de dominio, dudosos fideicomisos, campañas ilícitas, defraudación tributaria, coimas, lavado de activos. Los juicios públicos son escuchados por miles. Sin duda que la ciudadanía se empodera día a día. Todo con la esperanza de cazar al permanente dinosaurio.

Novedosamente el alfaque ya no discrimina, hoy succiona a empresarios, banqueros, militares (esta vez por corrupción), patrones de TV. Muchos infelizmente articulados para llevarse este Estado para su casa.

Pero en medio de semejante reventazón, también hay faros que iluminan. Personajes que se lanzan de salvavidas. Respetables funcionarios que están haciendo su trabajo con valor y compromiso. Con lealtad. Parte de nuestro deber ciudadano es acompañarlos. Dejar la olla de cangrejos fuera del fuego y apoyar colectivamente su trabajo. Sin cheques en blanco, claro.

Hace dos días, junto al Procurador de Derechos Humanos, la Subprocuradora y representantes de más de veinte organizaciones sociales, se reconoció públicamente su destacada labor y se respaldaron las acciones que emprenden en la lucha contra la corrupción. El presidente de la Corte Suprema de Justicia; la Procuradora General de la Nación; el Interventor de TCQ; el Ministro de Gobernación; el Superintendente de Administración Tributaria; la jefa del MP.

Falta mucho por delante. Este mar aún no escampa. Aún no deja ver el horizonte. Pero nuestro acompañamiento es crucial para pasar la reventazón. Porque lo bueno se aplaude. Se acompaña. Porque, “nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”. Porque hoy, estamos atentos.

Publicado por www.elperiodico.com.gt el 15 de Junio 2016 por Anabella Giracca
http://www.elperiodico.com.gt//2016/06/15/opinion/los-de-entonces/

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