Lucha equivocada

Uno de los temas candentes en las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos es el de las cuotas para repartir posiciones en las listas de candidatos que presentan los partidos políticos. Entiendo la solicitud de quienes apoyan esta propuesta, pero considero que están peleando la lucha equivocada. La solución para el problema que aducen de falta de representación no pasa por las dichosas cuotas, sino por la elección directa de nuestros representantes.

Para resolver un problema, siempre lo mejor es indagar cuáles son las razones de fondo que lo ocasionan y arreglar estas, en lugar de quedarse simplemente en las consecuencias y tratar de cambiarlas sin resolver el verdadero problema.

En este caso considero —como lo he venido diciendo desde hace mucho tiempo— que el verdadero problema de la falta de representación de los diputados estriba en el sistema de elección: un sistema de listas en el cual los ciudadanos no pueden votar por los representantes que quieren sino están circunscritos a votar por un partido y atenerse a los candidatos que ese partido haya escogido. Esa es la razón por la cual diputados impresentables se siguen reeligiendo a pesar de sus actuaciones. Esa es la razón por la cual muchos no nos sentimos representados por ninguno o casi ninguno de nuestros supuestos “representantes”.

Quienes apoyan que se establezcan cuotas en las listas de candidatos al Congreso lo que están haciendo es fortaleciendo el sistema que ellas mismas aducen que les ha “negado” esa representación. ¿Se darán cuenta del error que están cometiendo? ¿Se habrán siquiera percatado de que otra parte integral de este sistema de listas, el componente de “representación de minorías” —la famosa fórmula de Hunt— al final logrará que la supuesta “paridad” que creen que alcanzarán con el sistema de cuotas nunca se llegue a concretar?

Si las mujeres realmente quieren que haya más representantes mujeres en el Congreso, lo que deberían pelear es porque se elimine el sistema de listas y que se establezca un sistema de votación directa en donde todos los ciudadanos podamos votar directamente por el candidato que queramos que nos represente y no por una lista cerrada, escogida por los líderes de los partidos políticos. De esa manera podrán votar directamente por las candidatas que quieran, sin que estas a su vez queden relegadas por ir en la segunda o última posición de una lista cerrada. Y esto es válido también para los demás grupos que andan buscando cuotas.

Como corolario adicional, tendrán la oportunidad de votar por personas que puedan representarlas bien en el Congreso. Con el sistema de cuotas se aseguran que lleguen más mujeres, pero lo más probable es que sean de igual calidad que los hombres electos por el sistema de listas, es decir, como los que hemos tenido durante mucho tiempo en el Congreso. Y como prueba, no hay más que ver a las mujeres que ya han llegado por el sistema de listas, que no han diferido mucho de sus compañeros. ¿Es esa la calidad de mujeres que quieren que las representen? ¿No aspiran a algo mejor?

Y es que —con muy contadas excepciones— mientras no se cambie el sistema para uno de votación directa, seguiremos teniendo la misma calidad de “representantes”, indistintamente de que sean hombres, mujeres, indígenas o ladinos. Una vez no sean directamente responsables antes los ciudadanos, los corruptos y las corruptas se seguirán aprovechando del sistema.

Lo triste del caso es que algunos de los cambios realizados ya en la Ley Orgánica del Organismo Legislativo y la mayoría de los que se discuten actualmente para la LEPP profundizan este sistema en lugar de alejarnos de él. ¿Ya se dio cuenta?

Publicado en www.prensalibre.com el 4 de Marzo 2016 por Jorge Jacobs
http://www.prensalibre.com/opinion/lucha-equivocada

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