I love CICIG

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Esta semana el presidente Morales anunció que prorrogará por cuatro años más el mandato de Cicig, una gran noticia para Guatemala, porque esta Comisión Internacional se ha ganado a pulso el aprecio de la población, al punto, que tiene miles de fanes y seguidores en las redes sociales, y muchos autos llevan una calcomanía que dice “I love Cicig”.

La Cicigmanía empezó hace más de un año, cuando el pueblo cansado de los abusos de poder de la ex vicepresidenta Roxana Baldetti empezó a manifestar por una causa común: exigir la renuncia de la mujer más odiada de Guatemala, quien luego de las brillantes investigaciones de la Comisión Internacional contra la Impunidad y del Ministerio Público, estaría tras las rejas, despojada de la altanería y soberbia que la caracterizaban, para colmo con el rostro deformado por el abuso de cirugías y rellenos cosméticos. Los sueños de muchos guatemaltecos sedientos de justicia se materializaron cuando esta señora fue privada de su libertad. La justicia siempre llega, aunque algunos delincuentes creen que jamás serán descubiertos, creyéndose genios para transgredir la ley y burlarse de ella. Por este motivo, algunas personas se preguntan por qué todavía andan libres algunos funcionarios corruptos que formaban parte del gobierno del partido patriotero, siendo vox pópuli que cometieron descarados actos de corrupción. El gran reto para Cicig es lograr ponerlos tras las rejas, porque de no recibir su justo castigo, el pueblo tendría la percepción de una justicia selectiva, y eso debilitaría la imagen de esta Comisión, dando un mal mensaje a la población. Es necesario que los funcionarios públicos entiendan que por mucho poder que crean tener, nadie está por encima de la ley, y el que haga negocios ilegales, será castigado con todo el rigor.

La Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala es clave para desarticular estructuras criminales en nuestro país. Y su mandato no solo debe ser confirmado, sino ampliado, para tener más libertad de acción y líneas de investigación.

Claro está, para quienes transgreden la ley, la presencia en el país de Cicig es incómoda y un gran estorbo para realizar sus actividades ilícitas. Por lo que viven inventando historias y fantasías, para debilitar esta institución, que hoy es más sólida que el propio hierro. La Cicigmanía es una consecuencia de la inutilidad e inoperatividad de las propias instituciones guatemaltecas, porque hay que reconocer que las instancias de justicia de nuestro país, han perdido credibilidad y han sido cooptadas. La población no tiene confianza para denunciar, tienen miedo porque saben que las mafias y el crimen organizado está enquistado en todas partes, y que con dinero se puede comprar cualquier voluntad.

He tenido en mis manos el último informe anual de labores de Cicig y con mucha satisfacción puedo afirmar que el trabajo que han realizado ha sido relevante para erradicar la impunidad en nuestro país, investigando a funcionarios de los tres poderes del Estado. Pero como dijo Iván Velásquez: “La unión de las voluntades de los guatemaltecos constituye el verdadero motor del cambio profundo que el país requiere”. Es importante contar con el apoyo de una institución de tan alto nivel para ayudarnos a fortalecer nuestro sistema de justicia, pero como siempre lo he resaltado, son los propios guatemaltecos quienes deben transformar el país.

Por esto, es necesario que la población guatemalteca siga participando activamente para construir un Estado social y democrático de Derecho, una patria incluyente en la que todos puedan vivir con dignidad.

Publicado en www.prensalibre.com el 4 de Marzo 2016 por Brenda Sanchinelli Izeppi
http://www.prensalibre.com/opinion/i-love-cicig

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