Los procesos de acomodamiento están de moda. En momentos donde aprieta el zapato, donde expresiones del poder están contra la pared, es cuando se erigen medidas contingentes para hacer como que las cosas cambian, cuando en realidad solo se disuaden para volver a armar la misma máquina. Un ejemplo está en los procesos de designación de los Magistrados de la Corte de Constitucionalidad. Cuatro de las cinco instancias responsables de designar salieron públicamente a decir que se acogerían, voluntariamente, a los principios y otros marcos que establece la Ley de Comisiones de Postulación. De allí que día a día conocemos los procedimiento formales puestos en marcha, las fechas de apertura y cierre para la presentación de candidaturas, los nombres de los postulantes y en unos días, la realización de las sesiones finales para las decisiones claves. En esa parte, el principio de transparencia y publicidad de los actos públicos parece cumplido. Los focos de atención se han incrementado. El Congreso de la República creó su propia “comisión de postulación”, la Usac creó su propio procedimiento, por ejemplo. El Ejecutivo ni siquiera quiso maquillar lo obvio.
Pero ¿qué ha cambiado en el fondo? Nada es la respuesta. La esencia sigue siendo la misma, incluso, se ha sofisticado para salir al paso de los vientos que comenzaron a soplar distinto desde mediados del año pasado. Nuevamente caemos en la tentación de los formalismos. Seguir el check list que dicta la LCP no garantiza resultados distintos. Los procesos que se gestan en los cinco organismos están contaminados desde antes de iniciarse las etapas formales. Los sectores oscuros han sabido maniobrar y ahora se presentan de formas distintas, pero con el mismo ADN. Queda claro que la transparencia debe ser más que vestirse de niños de primera comunión, siendo un principio necesario pero insuficiente; si en realidad interesa transformar y no solo remover las superficies.
Los nombres que asoman la cabeza, las redes que están implicadas tras bastidores presagian que tendremos una conformación de CC dependiente, de pobre perfil, complaciente, orientada a dejarse atar de manos a cambio de innumerables beneficios. Lo más grave, es la posibilidad que esa inminente correlación contribuya a retroceder en los avances en la lucha contra la corrupción gestados en 2015 que tiene tras los barrotes a un número grande pero insuficiente de exfuncionarios públicos, operadores del sector privado y otros testaferros. Lo que menos querríamos ver es deambulando a esa corruptela fuera del lente de la justicia; dejando claro que el reino de la impunidad se ha impuesto una vez más.
¿Qué escenarios nos quedan? presionar para que a pesar de la tendencia negativa, se logre posicionar al menos 2-3 magistrados decentes, dejar al desnudo el conjunto de manipulaciones y jugadas del bajo mundo que desde hace meses vienen fraguándose para, al menos, obligar a cambiar las ecuaciones y preparar condiciones para resistir y enfrentar lo que está por venir. El gran aprendizaje: dejar de ser seducidos por las formas y apostar por el cambio de resultados.
Publicado el 23 de febrero de 2016 en elperiodico.com.gt por Renzo Lautaro Rosal http://elperiodico.com.gt/2016/02/23/opinion/nuevamente-se-repite-la-escena/
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