El año que pasó, más de 14 estructuras criminales fueron desmanteladas por el Ministerio Público y la CICIG y se llegó a denunciar hasta el exmandatario Pérez Molina y la ex vicepresidenta Roxana Baldetti señalados como cabecillas de la banda La Línea, que se apropió de millones de quetzales, sumada a los abusos de otros 13 casos que, al mismo tiempo, beneficiaron a los miembros de su equipo cercano para saquear los presupuestos de las instituciones manejadas apañados por ese gobierno. El paso siguiente será inquirir a quiénes les corresponde juzgar tan ominosos casos, su apego a la ley, recordando la realidad y el descalabro económico que esas acciones delictivas han causado a todos los guatemaltecos. Daños económicos y humanos que, ni revirtiendo el tiempo, pueden repararse.
Hoy, quienes han sido los negociadores, intermediarios, entre los organismos de Estado y las mafias de toda índole, especialmente las apañadas por el gobierno de Pérez y Baldetti están actuando contra el reloj, más agitados que nunca, para encontrar las debilidades de los casos y seducir las apetencias de quienes aplicarán la ley en todo lo largo y ancho de presente año.
En esos 14 casos tan relevantes como escabrosos, se han iniciado los juicios, de los que ni un momento, la sociedad civil puede abandonar su seguimiento, ya que se avizoran maniobras de poderes influyentes, que son las únicas que les quedan a algunos de los acusados, a quienes hemos escuchado acordarse de Dios y afirmar que solamente Él les hará justicia. Su cinismo los mantiene obnubilados, como para que, a estas alturas de su gozado enriquecimiento, se acuerden de apoyarse en la justicia de Dios.
No hay duda que, con las últimas capturas de 18 militares a quienes se les vincula con delitos de guerra, después de haber pasado más de 30 años del enfrentamiento armado, esos casos, se convertirán en otro factor que agitará posiciones políticas opuestas en defensa o en mayores acusaciones para cada caso, en particular. Tales juicios, si es que suceden, tienen ya un paradigma en el irresuelto caso de Ríos Montt, por lo que podemos esperar unas décadas, y una tardía pérdida de tiempo, si es que llegaran a resolverse.
¿Detenta tanto poder, el Poder Paralelo, valga la redundancia? En el curso de los próximos meses lo descubriremos. Y si los dos militares también señalados de manejar las fuerzas más oscuras del contrabando, por varias décadas, compran todavía voluntades y conciencias de muchos de sus protectores y beneficiados dentro del sistema judicial.
Hace, aproximadamente dos años, cuando se eligieron las Comisiones de Postulación para escoger la infraestructura de profesionales que defendería la Constitución de la República y los que, por sus principios, aplicarían la ley pronta y justamente; los grupos civiles señalaron a algunos profesionales, actualmente en los cargos, como gente tradicionalmente al servicio de las fuerzas oscuras de ese Poder Paralelo, que se fortaleció bajo el padrinazgo de los distintos gobernantes, desde que se inició la mal llamada época democrática, iniciada en l985. No se debe tratar de medir territorios de poder para seguir sembrando la impunidad, sino de jueces y magistrados honorables que saquen a Guatemala de las garras de ese monstruo represivo, que, como un remolino sin fondo, corrompe y prostituye todo lo que toca, tan nefasto y tan gentilmente llamado Poder Paralelo que, hasta ayer, nadie se había animado a tocar.
Publicado el 08 de enero de 2015 en elperiodico.com.gt por Silvia Tejeda http://elperiodico.com.gt/2016/01/08/opinion/juicios-jueces-y-poder-paralelo/
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