Dos de tres para 2016

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Muchas cosas interesantes pasarán (o pensamos/deseamos que ocurran) durante el año que estrenamos. En lo doméstico, a la postre lo que antes y más directamente nos afecta a todos, dos sucesos muy próximos están por definir la determinación político-social de cambio emprendida en 2015 por la abnegada y pasmada ciudadanía de este país. Uno, casi de inmediato, será la toma de posesión y el posterior actuar del nuevo gobierno. El otro, la designación, integración y proceder, antes de mediados de año, de la nueva Corte de Constitucionalidad.

El primero servirá para comprobar —algo que todos esperamos— que efectivamente es posible un cambio en la forma de hacer política que refleje valores, principios y honestidad en la acción pública. Hay un notorio cansancio del actuar político tradicional, presidido por la corruptela más evidente, el desfalco más descarado y la falta de atención a los problemas que ahogan al país.

El segundo deberá ser garante del cambio iniciado hace meses. Los nuevos magistrados serán nombrados por el presidente, el Congreso, la CSJ, la Usac y el Colegio de Abogados. La idea que subyace en la particular mente de algunos badulaques es apostar por conformar una Corte ad hoc, a la que se someterán todos los amparos y recursos de quienes ahora están sujetos a procedimiento judicial por delitos como lavado de dinero, tráfico de influencias, asociación ilícita, corrupción y otras “guindas” similares. En vista de que cada vez es más difícil permear el MP, los tribunales de primera instancia y las salas de apelaciones, la estrategia sería cooptar el máximo ente judicial. De esa cuenta, algunos nombres, de entre lo mejor de la escoria judicial nacional, suenan en círculos —aún cerrados— como candidatos para ser electos.

De nada servirán los esfuerzos por cambiar el país si no se presta atención, además de al Ejecutivo y al Legislativo, al poder Judicial. Las Comisiones de Postulación, tradicionalmente amañadas, manipuladas o incluso parcialmente compradas, han parido el Sistema Judicial. La máxima Corte es electa “a dedo” por las cinco instituciones indicadas y es en ella donde terminan los dimes y diretes judiciales. Por ello, será también ahí donde finalice la discusión sobre las sentencias que emitan tribunales de primera instancia a políticos, funcionarios y “empresarios” actualmente encarcelados o señalados de graves delitos, sin excluir reclamos de acciones pendientes del TSE.

La mayoría de los enjuiciados pertenecen —o lo hicieron— al PP y a Líder, sin olvidar en este puzle a personajes de la UNE, partidos que cuentan con un número importante de diputados en el Congreso venidero —aunque conformen nuevos grupos y se disfracen con piel de oveja—, lo que no deja de ser un peligro y una puerta abierta para designar a actores reconocidos, no precisamente por su buen hacer, que serán quienes tomen las decisiones últimas que permitan —o impidan— concluir el proceso de depuración política iniciado en 2015 con impresionantes movilizaciones sin precedentes en el mundo.

¡No hay dos sin tres! y el esfuerzo realizado se puede ir por la borda si nuevamente triunfan los tragavirotes que trabajan desde la sombra, no de la celda de un penal donde deberían estar recluidos, sino desde lujosos despachos, tribunas mediáticas o bajo tacuches oscuros, mientras campean por escenarios políticos, despachos variopintos o restaurantes de lujo. De hecho, en el Congreso ya intentaron en dos ocasiones —siempre fuera de agenda— designar al magistrado titular faltante, lo que indica el interés en el tema.

¡Al tanto si no!

Publicado el 05 de enero de 2016 en www.prensalibre.com por Pedro Trujillo
http://www.prensalibre.com/opinion/dos-de-tres-para-2016

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