Pobreza sin fin

3

El 50 por ciento del total de trabajadores afiliados al IGSS dependen del empleo público para tener trabajo.

Los niveles de pobreza en Guatemala son escandalosos, también la incapacidad para llegar a acuerdos sociales y políticos que permitan generar condiciones económicas que permitan acelerar la creación masiva de oportunidades de empleo formal por parte del sector privado. La misma urgencia que tiene el combate a la pobreza debe tener la generación de empleo en Guatemala. Es imposible pensar que a pura política social, incluso bien diseñada, el país puede llenar las brechas de ingreso que genera la falta de empleo formal.

Según la información reportada por el Banguat, a finales de 2013 existían cerca de 1.2 millones de afiliados al IGSS. De estos trabajadores formales, unos 600 mil trabajadores afiliados pertenecían a la categoría de Servicios de Administración Pública. Un total que, según las notas al pie de las tablas que del Boletín Estadístico de Afiliación del IGSS, incluye a los trabajadores del IGSS, a los presupuestados, en planilla y supernumerarios del Estado. Si bien no se sabe a ciencia cierta el número de empleados en el sector público, el número en cuestión se aproxima bastante a las estimaciones existentes.

Esto quiere decir que cerca del 50 por ciento del total de trabajadores afiliados al IGSS dependen, de una manera u otra, del empleo público para tener trabajo; el 50 por ciento de afiliados, aproximadamente, tienen un trabajo gracias a las empresas e inversionistas que han creado estas oportunidades. Como muchas cosas en esta vida, este número cobra sentido solamente por comparación. Por ejemplo, si se considera que la Población Económicamente Activa supera los 6 millones de guatemaltecos, el empleo formal privado asalariado representa solamente un diez por ciento de todos los guatemaltecos en edad de trabajar. Una proporción alarmantemente baja para un país con las necesidades de empleo como Guatemala. Peor todavía si se compara contra la cantidad histórica de empleos formales generados por el sector privado en los últimos 40 años. A principios de los ochenta, durante uno de los picos históricos de afiliación al IGSS, la cantidad de empleados formales era muy similar a la de hoy en día. Han pasado más de 35 años y la capacidad de generación de empleo formal del sistema económico sigue siendo el mismo.

Lo que es más grave, así como no se resolvió el problema de la falta de trabajo formal con el crecimiento acelerado del empleo público en estas últimas cuatro décadas, tampoco se resolverá así en el futuro cercano. Más allá de los gastados clichés utilizados de los opositores a todo lo que pueda significar un mínimo de flexibilidad laboral, incentivos económicos a la generación masiva de empleo formal y promoción de la inversión doméstica y extranjera, queda claro que no será posible ganar la batalla contra la pobreza si no se promueven condiciones adecuadas para que el sector privado genere más empleo formal. Mientras no se comprenda esto no habrá forma de evitar que los índices de pobreza sigan en aumento.

Publicado el 15 de diciembre de 2015 en www.elperiodico.com.gt por Hugo Maúl

http://elperiodico.com.gt/2015/12/15/opinion/pobreza-sin-fin/

No Responses

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *