Necesitamos un presupuesto que privilegie la inversión

Como se expone en nuestra publicación de hoy, en las páginas 2 y 3, en los últimos 16 años, la inversión ha bajado 13 puntos porcentuales, mientras los costos de funcionamiento han aumentado de 53.9% a 64.60% en el plan de gasto público. Asimismo, desde el año 2000 al presente, se asigna entre 13% y 15% al pago de deuda.

Si bien los encargados de proyectar el presupuesto público se quejan de contar con pocos ingresos y dan prioridad al funcionamiento de la máquina estatal, recortar la inversión sacrifica uno de los rubros que deben tener mayor importancia en un país como Guatemala, urgido de programas para incentivar el crecimiento económico y disminuir el desempleo.

Un principio en la elaboración de presupuestos estatales es que debe haber coherencia entre el gasto y la finalidad, y una baja inversión va contra las necesidades del país para avanzar en el anhelado desarrollo. Medido en relación con su economía, Guatemala tiene los niveles de gasto social más bajos de Centroamérica y, por ello, no sorprende el retraso en resultados de las metas de mejora de la calidad de vida.

Otro aspecto preocupante es que la inversión baja, mientras que cada año se adquiere mayor deuda para financiar el presupuesto, pues cada gobierno afirma que recibió las condiciones de las finanzas públicas en una situación lamentable y no aumentan los ingresos como deberían.

Esto no es de extrañar, los altos niveles de corrupción que se han demostrado en los últimos cinco meses nos dan una idea del porqué no alcanzan los recursos para invertir en escuelas, hospitales e infraestructura vial, entre otros rubros no menos importantes para superar el rezago en lo social y económico.

Otro aspecto que afecta son algunos pactos colectivos de trabajo leoninos, que drenan los recursos que deberían destinarse a mejorar los servicios de salud y educación, por poner dos ejemplos. No digamos, la creación de puestos de trabajo con fines clientelistas y las nefastas plazas fantasmas.

Guatemala vive momentos difíciles y decisivos; por ello hacemos un llamado a quienes lleguen a gobernar en los próximos cuatro años, a que pongan todo su empeño en administrar nuestros escasos recursos, con eficiencia, flexibilidad y honradez, ante todo.