Falta un mes para las elecciones generales fuera de lo previsible

Hoy estamos a un mes de la fecha de elecciones generales convocadas por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), y el término atípico es el más utilizado para referirse al proceso electoral que formalmente comenzó el 2 de mayo y que se ha visto impactado por una serie de señalamientos de corrupción contra políticos, lo cual ha llevado a cuestionar el sistema que ha regido en el país prácticamente desde el inicio del actual período democrático, que se instituyó en 1985.

La ciudadanía ha despertado de un letargo que durante décadas mantuvo en estado soporífero la exigencia de rendición de cuentas y responsabilidad política a los gobernantes, lo cual derivó en que la vida en democracia se limitara a un ejercicio de votar cada cuatro años, para luego desentenderse de la actividad en las esferas de la administración pública, con el resultado ya conocido de excesos y abusos por parte de funcionarios de turno.

Las investigaciones reveladas por el Ministerio Público y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) han marcado un parteaguas en la exigencia para que personas honestas y capaces sean quienes asuman la dirección de las instancias de gobierno.

Estamos a cuatro semanas de las votaciones y hay procedimientos judiciales abiertos, los cuales podrían influir en la contienda por llegar al poder, pero la expectativa es que, aunque los cambios en la legislación parecen estancarse, ya no habrá cheques en blanco para quienes se postulan a cargos de elección popular.

Se ha dicho que la democracia guatemalteca “es joven”, y a esto se atribuyen las imperfecciones del denominado mejor sistema de convivencia posible, pero ya es hora de madurar y de asumir todas las responsabilidades que nos corresponden. Ya se ha perdido mucho tiempo en actitudes de desidia hacia la cosa pública. Ya es hora de que termine la indolencia social y que comience una era en la que decididamente se defiendan valores, se exijan derechos y se cumplan las obligaciones.

El TSE ha seguido de frente con el cronograma de preparación de todo lo necesario para los comicios, y, aunque hay un elemento de pesimismo, también debe pensarse que el voto consciente es un arma poderosa.

Ejercer la ciudadanía es asumir responsabilidades y además de estar vigilantes. No se debe perder de vista que de lo que ocurra el 6 de septiembre dependerá en buena medida el posible desenlace de esta especie de primavera guatemalteca, que no acaba de florecer, pero tampoco se marchita.