Humanizar la política

Más cabos sueltos que atados.
 
La idea de reedificar un armatoste demolido llamado Estado, requiere de esfuerzos colectivos que hoy demandan humanizar una política deshumanizada. La perfidia a la que ha llegado no tiene parangón. La alianza de los partidos “fuertes” dentro del Congreso para nombrar al nuevo magistrado de la Corte de Constitucionalidad (¿destinado a retomar la balanza a favor del presidente?), al mismo tiempo que aconsejaban retirarle la inmunidad, resulta perversa.

La condición humillante de nuestro presidente ya no soporta ni un soplido para desmoronarse. Las salidas de sus íntimos aliados de gobierno, acusados de corrupción, malversación, enriquecimiento ilícito, causantes del deslave que hace énfasis en la pobreza, en el descarado abandono de escuelas y profunda crisis hospitalaria; en el aumento de muertes por desnutrición; en las terroríficas cifras de violencia, hubieran sido suficientes razones para su inmediata renuncia. A cambio, Pérez Molina se vio obligado a recostarse sobre el hombro del Embajador de los Estados Unidos quien, por cierto, no chista en salir “al rescate” de nuestra Nación con innecesarias injerencias.

Demasiados cabos sueltos, como el caso de López Bonilla, J. C. Monzón, Mendizábal. Para colmo de males, las elecciones viven su propia paradoja, con una población que exige incluir la casilla para votar nulo. Los candidatos se vieron obligados a modificar su campaña para incluir la palabra “transparencia” en su discurso. Una campaña que manipula la diversidad y abusa de la pobreza. Candidatos de dudosa procedencia, clientelismo barato que insiste en la forma y no en el fondo, jueces amparando candidatos señalados, oscura procedencia de fondos, discursos trillados, imágenes falsas y retocadas, regalos cual limosna. Elecciones nubladas que se han convertido en una cruel competencia de rifas.

Pero la sociedad recupera su terreno. Se organiza ante la imposición de criterios disolutamente comerciales en la política. Enfrenta dudas éticas sobre una “institucionalidad” mercantilizada que no garantiza bienestar colectivo. Que no resuelve nada y se apodera de todo. La política para el mercado, para el enriquecimiento, ha desembocado en un individualismo despiadado basado en el cálculo de las ventajas personales. Hoy nuestra sociedad se humaniza, se organiza, propone y dignifica su capacidad ciudadana para la transformación. Al parecer, está dispuesta a todo. Determinada a caminar su propio camino.

Publicado el 08 de julio de 2015 en www.elperiodico.com.gt por Anabella Giracca
http://elperiodico.com.gt/2015/07/08/opinion/humanizar-la-politica/

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