Cansados, pero no de protestar

Ahora que hable la institucionalidad de control.
 
La Casa Presidencial es un mundo aparte. En épocas de crisis el ciudadano de la calle está mejor informado que el propio mandatario, porque los muros de la casona se blindan a prueba de información cierta y adentro se fabrica la conveniencia. Por eso no sorprende que quienes ahí trabajan estén convencidos que la marea alta ya pasó y es el momento de ir al ataque para recuperar el control y conducir la nave hasta el relevo convenido el próximo 14 de enero. 

El dato al que se aferra el sistema es que Washington sostiene al Presidente. De ese dato penden también los diputados. Además, ellos son la institucionalidad. Por su voto pasa cualquier reforma del sistema político. Según ellos, la crisis de legitimidad es relativa: no derrota su institucionalidad y es solo cuestión de tiempo para que las aguas vuelvan a su cauce. Aunque los diputados no están en el encierro, tienen cera en los oídos. No entienden que el cansancio ciudadano a su sistema es superior al cansancio de la protesta. El volumen y la intensidad de la protesta es un dato engañoso para unos políticos apenas regidos por sus calendarios electorales, cada vez más refugiados en los rincones de sus distritos y hablando melosamente en campos pagados.

El tiempo corre a favor de la ciudadanía. Igual puede estar activa y movilizada, o en resistencia, total o parcialmente. El sentimiento de rechazo no se va a remover hasta que ocurra un cambio creíble en el poder político. Las principales bancadas del Congreso podrían ponerse de acuerdo hoy y aprobar su reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, para que opere en 2019. Eso no cambiará el paisaje. Las elecciones podrían celebrarse el 6 de septiembre como está programado. Quizá el TSE y los fiscales de mesa tengan menos trabajo, apenas cerciorando tantísimos votos nulos y boletas en blanco. Así, el 14 de enero se celebra puntual la ceremonia de transmisión de mando. Y, sin embargo, nadie volverá a dormir en paz.

La clase política no saldrá indemne. Un próximo Gobierno surgido de una aparente surfeada de esta crisis no podrá gobernar a sus anchas, aunque compre a todos los diputados. En la primera que los pillen se reactivará, y con más fuerza, la ira ciudadana. Por eso lo sensato es darle un cauce ya a la crisis. Nadie está pidiendo cambios revolucionarios, solo adecentar el sistema. Le llegó la hora a la institucionalidad de control. El MP con la CICIG, están haciendo su trabajo, y la CGC debe hacer extraordinariamente bien el suyo. La CSJ tendrá que seguir reivindicándose en serio. El TSE debe asumir el liderazgo y la CC, esta vez sí, ser garante de la paz social. Si dejan pasar la oportunidad, en 2015 lamentarán la leche derramada.

Publicado el 11 de junio de 2015 en www.elperiodico.com.gt por Edgar Gutiérrez
http://www.elperiodico.com.gt/es/20150611/opinion/13599/Cansados-pero-no-de-protestar.htm

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