Una oleada migratoria, una narcotraficante y un presidente

XGuate

Gustavo Berganza

O de cómo el, in illo tempore, orgulloso Otto Pérez se convirtió en una marioneta de Estados Unidos.

Usted puede que no lo crea, pero la caída del Partido Patriota (PP), Roxana Baldetti y Otto Pérez Molina comenzó el verano del año pasado, cuando Estados Unidos entró en crisis debido a la oleada de niños y adolescentes que migraban procedentes de Guatemala, El Salvador y Honduras.

Solamente entre el 1 de octubre de 2013 y el 30 de septiembre de 2014 fueron deteni

dos 68,541 niños que viajaban solos. De acuerdo con datos del Inmigration Policy Center, la cuarta parte de estos migrantes eran guatemaltecos.

En su desesperación por detener la oleada, Estados Unidos presionó para que el gobierno de Otto Pérez desalentara la emigración: campañas de propaganda sobre los peligros que entrañaba emprender el viaje al norte, promulgación de disposiciones legales para castigar a los coyotes. Incluso la entonces vicepresidenta pidió que se castigase a los padres de niños migrantes. A los estadounidenses se les ocurrió que de pronto eran la pobreza y la falta de oportunidades las que motivaban a dejar a estos niños sus países natales. Surgió así la idea de implementar un plan de seguridad y desarrollo al que bautizaron Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte en América Central. Para poder ponerla en marcha, Barack Obama solicitó al Congreso de su país US$1,000 millones. El dinero no vendría sin obtener alguna garantía de que no se lo embolsarían los corruptos gobernantes de los países a los que se destinaba.

Casi simultáneamente a la crisis de los niños migrantes, una mujer de nombre Marllory Chacón se entregó a la Administración para el Control de Drogas (DEA, en inglés) a la cual confesó sus actividades como blanqueadora de dinero y narcotraficante. Chacón, apodada La Reina del Sur, había financiado las dos campañas electorales de Otto Pérez y de varios de sus alcaldes. Este dato y posiblemente otras cosas más de las que Chacón dijo a la justicia estadounidense influyeron en el ánimo de los legisladores y del Departamento de Estado para desembolsar lo destinado a Guatemala sin que antes no hubiese garantías de que el dinero no iría a parar a los bolsillos de los gobernantes y sus colaboradores.

Representantes y senadores interesados en Guatemala, vieron en la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) un valioso auxiliar que les permitiría dar seguridad a sus votantes de que esta vez el dinero no se iría por los drenajes y solicitaron al Departamento de Estado que la apoyase. Pero había un problema: este ente de Naciones Unidas terminaría su mandato en septiembre y el gobierno de Otto Pérez Molina no tenía la menor intención de solicitar una prórroga en su permanencia.

Luego de la captura de Chacón y de las presiones de senadores y representantes, tanto demócratas como republicanos, el Gobierno estadounidense presionó a Otto Pérez para que solicitase la renovación del mandato de la CICIG. A la vez, el embajador de ese país, Todd Robinson, se embarcó en una campaña para situar el tema de la corrupción en la agenda política.

Así las cosas, Estados Unidos, al tanto ya de la investigación sobre la banda denominada La Línea, pidió a la CICIG apresurar las capturas y divulgar los nombres de los funcionarios implicados.

Ante la evidencia de involucramiento de importantes integrantes de su gobierno en esta red de corrupción y el devastador efecto mediático que tuvo, a Otto Pérez no le quedó más que solicitar la extensión del mandato de la CICIG. A partir de ese momento, el presidente quedó totalmente a merced de Estados Unidos, cuyo Departamento de Estado le dice a quién debe destituir y en qué momento hacerlo. So pena de que no se revelen vínculos y hechos que pueden acabar con su ya menguado prestigio, hacerlo caer y llevarlo de inmediato a los tribunales.

La más reciente etapa en el avance del sometimiento de Otto Pérez Molina al Gobierno de Estados Unidos se produjo el pasado martes 2 de junio, cuando se vio obligado a despedir a Gustavo Martínez, secretario general de la Presidencia y cónyuge de su hija Lissette. Y para agregarle insulto a la injuria, ese mismo día anunció haberle cedido el control de la administración tributaria y de aduanas al Departamento de Estado y al Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.

Al menos 17,135 niños y una sola mujer, Marllory Chacón, llevaron a Otto Pérez a la ruina política y posiblemente a la cárcel.    

Publicado el 04 de junio de 2015 en www.contrapoder.com.gt 
http://contrapoder.com.gt/2015/06/04/una-oleada-migratoria-una-narcotraficante-y-un-presidente/

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