“Renuncia ya” II

Robar a Guatemala es robar a un niño huérfano y hambriento. 
Nosotros los indignados, los que a diferencia de ellos (Pérez y Baldetti) nos atrevimos a hacer el alucinante viaje de pasar del yo al Nosotros.

Nosotros los que le apostamos a la construcción de otro país, nosotros los hartos, los trabajadores, los estudiantes, los obreros, los maestros, los investigadores, los cineastas, los artistas, los jóvenes, las amas de casa, los comerciantes, los poetas, los empresarios, los vendedores, los niños, los abuelos. Nosotros, que somos también los de ayer. Nosotros los que no queríamos enterarnos que no participar en la construcción del país es cederle el país a los ladrones, nosotros los que salimos por fin de la indiferencia. Nosotros, los chapines.

Nosotros los que no estamos dispuestos a descansar y a seguir traspasando la barrera del miedo, manteniendo viva la indignación y hartazgo. Nosotros, los unidos a una sola voz, manifestando desde las entrañas más hondas de la voz contra este gobierno que encarna lo más bajo y cínico del humano disfrazado de asquerosos políticos que se han embolsado el país.

Nosotros, los que seguimos posteando en redes sociales la indignación chapina, que demuestra que la organización social no es una “llamarada de tusas”. Es la voz del poder colectivo que siempre ha estado latente entre nosotros los incapaces de olvidar la larga historia de impunidad y los intentos del gobierno para excusarse por la fuga del eminente miembro de la estructura La Línea, el exsecretario de Baldetti, Juan Carlos Monzón.

Nosotros, los que una triste mañana del 16 de abril, logramos por fin ir a la raíz del problema; tomar conciencia concreta del dilapidario despilfarro y abusivo asalto millonario a la SAT. Nosotros, los que nos duele el desfalco de hasta mil millones de quetzales, según cifra de la CICIG.

Nosotros, los que entendemos que robarle a Guatemala es robarle a un niño huérfano y hambriento. Nosotros, los que sabemos que este binomio que nos malgobierna son la analogía de puercos voraces que devoran cuanto pueden en medio del hambre del granero y cuya vida tiene un único fin e itinerario: la engorda, el chiquero. Y es tan honda la pestilencia que hicieron, el hedor y la ruina que convirtieron el espacio para todos los demás en invivible.

Nosotros, los que sabemos que son solo los puercos voraces y hambrientos los que se toman la leche de los hambrientos, los que acumulan por acumular, los que consumen por consumir a costa de un pueblo que se desangra, ellos están en lo suyo: carros, jets, helicópteros, fincas, casas, jacuzzis…

Nosotros, los que entendemos que el dinero robado era dinero del plan de desarrollo (que existe solo en nuestros sueños) que nos involucrara a todos en el consumo y el empleo. Nosotros, los que sabemos que miles de hermanos siguen buscándose la vida en el Norte. Nosotros los que sabemos que solo a los puercos no le interesa salir de su chiquero, sino revolcarse en el lodo.

Nosotros, los que nos duele en lo más amargo de la guatemaltequidad sentirnos abusados, saqueados, tomar conciencia de que mientras la desnutrición, el analfabetismo, la falta de empleo, el hambre, los pegamenteros, a estos ladrones les da por saquear un país dolido, golpeado.
Nosotros, los que no nos quedaremos callados, los que sabemos que caminamos sobre cáscaras de huevo, o al filo de la navaja, pero que ya no estamos dispuestos a permitir que toquen nuestra soberanía, nuestra dignidad. Nuestra integridad como sociedad.

Nosotros, los que con una gesta cívica en forma de manifestación pacífica demostramos que podemos ser movimiento social, que hay conquistas colectivas que podemos conseguir desde la necesidad de representar los intereses de todos los sectores de la población que necesitamos un Estado de legalidad, de equidad social y de gobernabilidad para vivir en un país de Paz.

Nosotros los que –como dice la consigna- no nos roban la memoria, los que seguiremos saliendo a las calles para encontrarnos, para unirnos, para no descansar hasta alcanzar la justicia: la renuncia de Pérez Molina y Baldetti y su debida investigación por las autoridades. Nosotros, los que sabemos que somos el pueblo entero contra un par de ladrones que juran por la vida de una madre que está muerta.

Nosotros, los que nos despojamos del yo para ir al Nosotros, a quienes nos dejan un Estado raquítico y famélico, sin líderes políticos pero con fuerza colectiva: un pueblo vivo, latente, que se organiza para gestar y celebrar fiestas ciudadanas desde donde imaginamos la construcción profética y humana de otro país.

Publicado el 04 de mayo de 2015 en www.elperiodico.com.gt por Marcela Gereda
http://www.elperiodico.com.gt/es/20150504/opinion/12003/%E2%80%9CRenuncia-ya%E2%80%9D-II.htm

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