#RevoluciónCiudadanaYa. #RenunciaYa

La gota que rebalsó el vaso fue el cinismo político con que la pareja presidencial, Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, abordaron el problema de las mafias en la SAT que los implica directamente a AMBOS, no solo ante el pueblo sino eventualmente ante la justicia.
 

La gente comenzó a salir espontáneamente de la apatía política, y eso es bueno. La indignación se convierte en rabia y la rabia en movilización y la movilización eventualmente en un cambio político. Ojalá y sobre todo la gente misma empiece a recuperar la política para la gente.

Porque lo que está claro con esta crisis del gobierno actual es que no se trata de confirmar lo que ya sabíamos, que este era un gobierno corrupto, sino que esta es evidencia de la crisis general del Estado que urge enfrentar.

Esa crisis general se manifiesta en cuatro dimensiones. La primera, como ya hemos insistido, es el divorcio entre el sistema político y la ciudadanía. La clase política corrupta que no(s) ha gobernado, convirtió el cinismo en ideología y el robo público en su modus vivendi. Hay una crisis de representación, que debilita y pervierte las instituciones democráticas.

El segundo elemento es el divorcio entre la justicia y el pueblo. La prevalencia de la impunidad. Las cortes se convirtieron en campo de disputa de los factores reales de poder. Demostrado con el circo de las comisiones de postulación, a lo cual urge darle una
salida constitucional.

El tercero es el divorcio entre la economía y las necesidades y demandas de la gente. Que también tiene que ver con la política. Es que ya no hay política económica para las mayorías, sino negocios público-privados para las élites. Si no eres parte del juego de proveedores y mercantilistas, tienes que migrar al extranjero a buscar empleo.

Si te quedas en Guatemala, te piden renunciar a parte de tu justo salario para ayudar al desarrollo; de otro modo, los inversionistas no vendrán o se irán. Ellos deben ser competitivos, te dicen. Y si eres joven, te piden trabajar hasta doce horas diarias para tomar experiencia.

Y mientras la “clase política” tradicional no responda a construir un crecimiento económico EQUILIBRADO, y reducir la exclusión social en favor de las clases medias, los partidos no serán sino lo que son, pequeñas empresas parasitarias de la cosa pública y mercantilizada al servicio de los
intereses de sus financistas.

El cuarto factor es divorcio entre la ciudadanía y la política. Es una ecuación a la inversa. Como ha dicho el doctor Edelberto Torres-Rivas decenas de veces: “La crisis del Estado en esa realidad una crisis de la sociedad”. En efecto, la ciudadanía ha sido presa de una combinación factores que la han mantenido alejada de los asuntos públicos.

Primero, la sobrevivencia. En un país donde tu Estado no responde, lo que menos importa es la política, sino conseguir algún mal empleo, alguna comida para el día. El peor enemigo de la política es la pobreza. También la ideología individualista que le ha insistido a la gente que solo hay obligaciones pero no hay derechos. Y tercero, la falta de partidos y líderes realmente transformadores.

Hay, desde luego, un elemento subjetivo en todo esto: haber creído que el proceso de paz ya decretaba de facto la clausura de los conflictos y necesidades sociales, lo cual no ocurrió.

Por todo ello, como Plataforma Ciudadana (PC), también nos involucramos en el llamado a manifestarnos este sábado 25 a las 3 p.m., porque puede ser la mecha para que la gente empiece a recuperar política para la gente. Por eso #RevoluciónCiudadanaYa. #RenunciaYa

 
Publicado el 23 de abril de 2015 en www.s21.com por Álvaro Velásquez
http://www.s21.com.gt/dialogo-critico/2015/04/23/revolucionciudadanaya-renunciaya

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