“El fruto de la justicia se siembra en paz”

El escándalo ha sido tal como consecuencia que el brazo del mal se ha extendido y ha invadido las estructuras más sensibles de la sociedad.

El tema de la justicia ha sido debatido en los últimos tiempos de manera crítica, aunque de ninguna manera puede ser nuevo, siempre ha sido motivo de sorpresas como aquel juez que se ufanó por aplicar la máxima sentencia a un hombre que robó un pan para mitigar el hambre de su hijo, pero unos días antes perdonó a un estafador, no aplicó a cada quien lo que le corresponde, claro que no es apología al delito porque uno de los mandamientos dice no robarás y el robo, como la mentira, pequeño o grande es siempre pecado o delito, sino que puso la balanza inclinada para favorecer a alguien. Y esto parece más una ilustración que una verdad, pero ocurre en las películas, ocurre en la vida.

Según el Diccionario de la lengua española, el juez es una persona que tiene autoridad y potestad para juzgar y sentenciar, y según Guillermo Cabanellas en su Diccionario jurídico elemental “Por antonomasia, juez es quien decide, interpretando la ley”. Pero no por eso puede interpretarla a su sabor y antojo sino que debe ser justo, como Dios es justo. La Biblia dice que “En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera. En fin, el fruto de la justicia se siembra en paz para los que hacen la paz”. Otra versión de las Escrituras dice “los que procuran la paz, siembran en paz para recoger como fruto la justicia”. En la actualidad el escándalo ha sido tal como consecuencia que el brazo del mal se ha extendido y ha invadido las estructuras más sensibles de la sociedad, el delito aumenta en número y en intensidad y entre la maraña de estadísticas se espera una luz que llega muy tenue. La posición de los jueces es delicada ante la amenaza, como ha ocurrido no solo en Guatemala sino en otros países que enfrentan el mismo flagelo o que en alguna ocasión lo sufrieron.

El clamor ha sido de tal manera que ha llamado la atención de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, que iniciarán procesos de investigación para determinar los fallos que despertaron duda. El problema es complejo porque no se trata de una sola arista, tiene sus connotaciones en cómo se han manejado los principios en el hogar, en la familia, en la escuela, en las instituciones de seguridad. La ética y la moral es una asignatura que lleva retrasada la humanidad, porque desapareció y la ausencia permite la corrupción, la ambición, el tráfico de influencias. No es de esperar y que “Dios nos recoja confesados”, es de accionar, implementar políticas de Estado para volver por aquellos caminos de la decencia salvando a estas generaciones de jóvenes, cuidándolos a través de lo que ven, porque ahora en el cine, en la televisión, en el Internet tienen una escuela abierta del crimen, de la indecencia, la inmoralidad, de peligro.

Publicado el 12 de marzo de 2015 en www.elperiodico.com.gt por Jorge H. López
http://www.elperiodico.com.gt/es/20150312/opinion/9770/%E2%80%9CEl-fruto-de-la-justicia-se-siembra-en-paz%E2%80%9D.htm

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