¿Por quién votar para diputado?

Cualquiera puede ser incluido en planilla.
Los candidatos que son postulados para ocupar los cargos de Presidente y Vicepresidente de la República, además de que pueden ser identificados bastante bien, están a la vista del electorado. Por tanto, el votante, a la hora de sufragar, no tiene problema en seleccionar al candidato de su preferencia. Por supuesto, en esta selección juega un papel decisivo el grado de posicionamiento de los candidatos en liza en la mente del votante, que depende de múltiples factores (carisma, mensaje, programa, recursos, etcétera.).


Esta relativamente fácil identificación y selección de los presidenciables no ocurre con los candidatos a diputados, ya que estos son postulados por los partidos a través de planillas (cerradas), en las cuales se incorporan nombres de aspirantes que difícilmente son confrontados, investigados y ventilados a través de los medios de comunicación. De hecho, los que tienen alguna imagen y visibilidad son los candidatos a diputado que encabezan las planillas; sin embargo, los que ocupan las subsiguientes posiciones en la respectiva planilla (nacional o distrital) son prácticamente desconocidos e invisibles para el electorado. En realidad, cualquiera puede ser incluido en la planilla, desde activistas partidarios no idóneos, hasta interesados en la inmunidad o en beneficios personales o corporativos que les garantiza la diputación, sobre todo considerando que bajo la imperante política práctica todo es negociable.
La postulación de candidatos en planilla obliga al elector a votar en bloque por todos los propuestos en la planilla, aunque solo conozca o se identifique con uno de ellos. De hecho, en las boletas electorales se consignan los nombres de los candidatos a diputado (sin sus fotos) en letra menuda, casi ilegible. Por tanto, cada voto favorece a todos los de la planilla. Luego, muchos diputados que resultarán elegidos o reelegidos, además de ser desconocidos o conocidos por sus mañas, pero invisibles en la planilla, carecerán de autoridad moral, merecimiento, calidad, respeto e idoneidad.
Si en lugar del sistema de planillas (o plurinominal) contáramos con un sistema de voto uninominal o lista abierta, el elector podría votar por el candidato de su preferencia en el distrito donde reside, sin que su voto favorezca directa ni indirectamente a otros aspirantes. Bajo este sistema, gana el candidato más votado en una competencia abierta, personal y deliberativa en el respectivo distrito, por lo que el electo efectivamente representa al electorado, además de que está más cerca de este y es menos dependiente del partido al cual pertenece. Asimismo, el diputado no solo goza de mayor legitimidad, sino que también tiene un mayor grado de responsabilidad de cara al electorado, ya que su carrera parlamentaria depende de su actuación personal. Lógicamente, la implantación de un sistema uninominal exigiría la creación de tantos distritos electorales como diputados a elegirse.
Sin duda, la elección forzosa y a ciegas de diputados es la causa principal de que siempre se reproduzca el mismo indeseable Congreso.

Publicado el 09 de febrero de 2015 en www.elperiodico.com.gt por Mario Fuentes Destarac
http://www.elperiodico.com.gt/es/20150209/opinion/8248/%C2%BFPor-qui%C3%A9n-votar-para-diputado.htm

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