Q8 millones marcados por la sangre y el dolor

El hecho de que los pandilleros manejen hasta Q8 millones al mes producto de la extorsión es una muestra de la magnitud que tiene este problema en Guatemala. No cabe duda de que los grupos antisociales han encontrado en este delito la forma de vivir cómodamente a instancias del trabajo de guatemaltecos honrados, quienes se ven acorralados ante los métodos violentos por medio de los cuales les arrebatan lo que dignamente se han ganado.
 

Si bien hay esfuerzos notables por parte de las fuerzas de seguridad para atacar este flagelo, como la identificación por voz y el análisis del discurso, así como el monitoreo de llamadas, aún falta mucho camino por recorrer. Las investigaciones del programa Panda, de la Policía Nacional Civil, arrojan luces sobre las principales actividades de las bandas de extorsionistas, y permiten identificar los negocios de fachada con los que lavan el dinero; sin embargo, se hace difícil ponerle un alto a estas actividades criminales, debido a los recursos limitados de las fuerzas de seguridad, la débil cultura de denuncia ciudadana y el nivel de organización de los mareros.

Por el contrario, los delincuentes han ampliado sus áreas de operación, así como también han diversificado sus técnicas y víctimas, a tal punto que los establecimientos educativos se han convertido en blanco fácil. Prueba de ello es lo acontecido recientemente con la escuela Las Palmas, zona 5 de Villa Nueva, donde los maestros empezaron a recibir amenazas y, debido a eso, optaron por suspender las clases.

No se pone en duda la necesidad de movilizar a las fuerzas combinadas de seguridad para que efectúen patrullajes en los alrededores de los planteles, pero también es importante que se tomen en cuenta las sugerencias de la Procuraduría de los Derechos Humanos sobre que este tipo de despliegues sean de carácter preventivo y no reactivo. De igual forma, es imprescindible que estas medidas sean sostenibles y constantes para evitar el contacto de los extorsionistas y, lo más importante aún, las pérdidas humanas.

También es necesario insistir en la importancia de la denuncia, ya que por medio de los testimonios y pistas que han proporcionado algunas víctimas ha sido posible desarticular ciertas estructuras como la del salvadoreño Ismael Ernesto Alvarado Flores, quien ahora purga una pena de 14 años por extorsión y lavado de dinero.

Publicado el 06 de febrero de 2015 en www.s21.com.gt por Editorial Siglo21
http://www.s21.com.gt/editorial/2015/02/06/q8-millones-marcados-sangre-dolor

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