Compras que crean dudas y generan desconfianza

Una de las grandes críticas al actuar de las instituciones está relacionada con el manejo de los recursos, especialmente en el rubro de adquisiciones de bienes y servicios, por alguna inclinación que existe a la opacidad, la falta de transparencia y al uso de espacios legales que permiten burlar los controles que supuestamente deben evitar la corrupción.

En ese sentido, siempre habrá reparos por aquellas compras directas que hacen las instituciones, las que parecieran estar dirigidas para favorecer a determinadas empresas, como cuando se colocan requisitos que solamente una organización puede cumplir.

Si estas adquisiciones de bienes y servicios existieran para cubrir alguna necesidad o urgencia real, y que fueran la excepción a la regla, la crítica no tendría razón de ser, pues habría una justificación incuestionable. Sin embargo, con el devenir del tiempo se han transformado en la regla, pues son cotidianas, y las justificaciones que los funcionarios ofrecen son banales o, simplemente, evaden las respuestas.

El Congreso, una institución severamente cuestionada, salta al ruedo nuevamente al incrementar las compras sin concurso hechas en 2014 (un 52% más con respecto a las efectuadas el año anterior), con una erogación de Q60 millones.

¿Es necesario hacer todas estas compras sin cumplir los requisitos de licitación? ¿Se justifica la erogación como una necesidad urgente? Preguntas sin respuestas claras, que generan dudas y siembran desconfianza.

Ciertamente esta cantidad de compras no supera, en número, a las adquisiciones que de esa forma hizo la administración del Parlamento en 2011, porque es apenas el 53% de las que efectuó la última directiva de la Unidad Nacional de la Esperanza, pero el monto sí es superior.

Durante los tres años de la administración del Partido Patriota, tenemos que en el primero hubo una rebaja sustancial en el uso de este tipo de compras, aunque en el segundo de nuevo se incrementó y al siguiente, el que recién acaba de terminar, el monto monetario y la cantidad son las más altas de las últimas tres directivas.

Lo adquirido no refleja urgencias; más bien, son gastos cotidianos como pago de servicio de Internet, telefonía y arrendamientos, entre otros, los que podrían figurar en concursos abiertos, no cerrados. El Congreso es el organismo que, por dictar la legislación nacional, debería ser ejemplo de transparencia, reto que queda para la nueva directiva, cuyo actuar será juzgado por estas fechas, solo que en el próximo año.

Publicado el 16 de enero de 2015 en www.s21.com.gt por Editorial Siglo21
http://www.s21.com.gt/editorial/2015/01/16/compras-que-crean-dudas-generan-desconfianza

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