Grados de libertad

La vida en sociedad tiene un costo que todos debemos pagar.
Hace unos días un columnista publicó en su columna que el derecho de propiedad debe estar subordinado al derecho a la vida del necesitado.

Esta tesis justificaría el uso de la violencia por parte del hambriento, y el derecho a expoliar por parte de los gobiernos que quieren implementar un Estado de bienestar, aunque viole los derechos de las minorías que integran los estratos económicos más altos.

Desde mi punto de vista los derechos individuales no tienen jerarquía, ya que son complementarios, el derecho a la vida necesita al derecho a la libertad, y este a su vez al derecho de propiedad para que sean derechos reales, de otra forma son derechos solo de retórica.

El derecho a poseer propiedad privada es un derecho inalienable y la violación del mismo tiene consecuencias morales y pragmáticas; lo curioso es que los mismos que admiran el sistema de los países con mejores índices de desarrollo humano no han reparado, (o lo callan), que estos países tienen los mejores índices de protección a los derechos a la propiedad.

Referente al derecho a la libertad, el mismo columnista nos dice que tener la libertad de adquirir bienes y servicios pero sin tener los medios es un derecho vacío, por lo que la sociedad debe buscar cómo nivelar las oportunidades con el fin de vivir en una sociedad más justa.

Por supuesto que los estratos sociales más altos tienen mayores grados de libertad en cuanto a escoger dónde vivir, dónde estudiar, dónde trabajar, etcétera pero tenemos que tener cuidado cómo nivelamos un poco el terreno de las oportunidades ya que podemos incurrir en injusticias.

Yo estoy de acuerdo que la vida en sociedad tiene un costo que todos debemos pagar de acuerdo a la capacidad de pago, y aquí entramos en el campo de la justicia fiscal.

En los países avanzados el impuesto a la planilla es cerca del 30 por ciento, al consumo del 25 por ciento, y el ISR también cerca del 25 por ciento; los trabajadores tienen excelentes servicios públicos en salud y educación, pero ellos los financian con sus impuestos que superan el 50 por ciento de sus ingresos brutos.

En nuestra patria el impuesto a la planilla es del 15 por ciento, al consumo es del 12 por ciento y el ISR a partir de este año será del 25 por ciento sobre utilidades netas.

Los otros regímenes como el de los profesionales, alquileres y ganancias de capital no pasan del diez por ciento.

Evidentemente la carga fiscal no es justa para las empresas que además son colectoras del IVA y de los otros impuestos.

Si mantenemos esta estructura vamos a mantener la situación de subempleo e informalidad que tanto daño hace a la sociedad y vamos a seguir exportando capital humano a los países que aprecian nuestra mano de obra.

Poner un impuesto global al patrimonio como sugiere Picketty solo agravaría la situación de los que no tienen empleo formal y frenaría el crecimiento económico de países desarrollados y emergentes. La clave es justicia fiscal.

Publicado el 08 de enero de 2015 en www.elperiodico.com.gt por Federico Bauer Rodríguez 
http://www.elperiodico.com.gt/es/20150108/opinion/6894/Grados-de-libertad.htm

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