Partidos políticos sin ideas ni propuestas

Por ello es que nunca encuentra usted una propuesta seria, por ejemplo, para enfrentar el problema educativo nacional y se trabaja en base a corazonadas, a ideotas que se le van ocurriendo a la persona que llega al ministerio respectivo y por ello carecemos de una política integral de educación que permita preparar a nuestra niñez y juventud en mejor forma para tener oportunidades en este mundo globalizado que se vuelve tan competitivo. No digamos ideas claras sobre la promoción de la salud pública para que la misma esté al alcance de los ciudadanos de menores recursos, porque si de salud se habla, todo gira alrededor de las compras de medicinas o contrataciones que se hacen con grandes corporaciones para piñatizar el erario nacional.

Nadie piensa seriamente en la terrible inseguridad que padecemos, puesto que fuera de acuñar eslóganes como el de que iban a combatir la violencia con inteligencia o de enfrentarla con mano dura, acompañada de una pizca de cabeza y corazón, la verdad es que no hay planes integrales para combatir la impunidad y mientras sigamos siendo un país tan controlado por los grupos paralelos que administran el sistema de justicia, no habrá forma de contener la violencia porque la misma florece al amparo de los sistemas que se diseñan para garantizar que los corruptos sigan impunes.

No se habla en absoluto del tema fiscal porque como se sabe que mencionar los impuestos es mala palabra, sobre todo en tiempo de elecciones, todo mundo se aguanta y su mayor propuesta, vacía y falsa por cierto, es que eliminando la corrupción harán que sea innecesario aumentar los ingresos fiscales. De todos modos ya saben que al llegar pueden robar a manos llenas porque no hay ni autoridad que les controle, ni un pueblo con los pantalones de exigir probidad en el manejo de los fondos públicos.

Pero los ciudadanos así los aceptamos y por ellos acuden a las urnas haciendo cola para votar sabiendo que no están eligiendo al que hizo la mejor propuesta y el mayor compromiso, sino simplemente al que tuvo más pisto para hacer campaña, lo que significa que es quien más cara le vendió el alma al diablo, ese diablo que son los financistas que al final de cuentas son los únicos que se benefician con nuestro cacareado sistema democrático.