Sueños de Navidad y de fin de año

Al acercarse el primer día del mes de enero, se ha vuelto costumbre hacer un recuento de los acontecimientos del año que termina en esa fecha y plantearse los propósitos para el año que comienza. Sin embargo, establecer el fin de un año y el comienzo de otro esa noche y ese día es resultado de una decisión civil y eclesiástica puramente arbitraria. El primer día de enero no corresponde a ningún acontecimiento natural que pudiera indicar el inicio de un nuevo ciclo aunque hay que señalar que el mes de enero rememora al dios Jano, el dios bifronte que con sus dos caras ve lo mismo para adelante que para atrás.

En cambio, el día de Navidad puede considerarse una fiesta natural y el inicio de un nuevo ciclo ya que es el día en que el Sol comienza claramente a renacer después de haber sufrido un debilitamiento notable en sus fuerzas que estuvo a punto de matarlo. La Navidad en realidad es el nacimiento del nuevo y creciente Sol.

Durante larguísimos siglos, y hasta la reforma gregoriana del calendario en 1582, el comienzo del año se celebraba en algunas partes en marzo, alrededor del inicio de la primavera o bien al inicio del otoño en el mes de septiembre.

Es curioso como aún en la actualidad se celebran esos días en que los ciclos naturales señalan un comienzo o un fin, por ejemplo el día de San Juan, seis meses después o bien seis meses antes del día del nacimiento de Jesús. En el día de San Juan se celebra el comienzo de la muerte del Sol, su fuerza se va apagando y los días se van acortando inexorablemente.

Así, al acercarnos a esa puerta calendárica del primer día del mes del dios Jano, el dios que ve el futuro pero que también juzga el pasado, casi todos soñamos en que vendrán tiempos mejores y los errores pasados poco a poco se olvidarán. Una actitud que nos parece natural en cuanto nos permite mantener la esperanza, una actitud psicológicamente defensiva, pero especialmente útil para sobrevivir en épocas en que todo parece estar empeorando.

En la realidad, el primer día del año civil no es el inicio de nada nuevo. Las cosas de la naturaleza siguen y seguirán su camino como si nada. Algunas realidades religiosas, civiles y o legales sí son afectadas por las fechas de nuestros calendarios y de hecho ahora podemos observar que los seres humanos en la actualidad estamos viviendo tan lejos de la naturaleza que nuestras vidas están gobernadas casi totalmente por las minucias y los acontecimientos que establecen nuestros calendarios civiles y religiosos.

En estas circunstancias, al acercarse el fin del año civil, los humanos generalmente soñamos en vivir futuros mejores y en el olvido y la superación de los errores cometidos en el año que se va. Es costumbre por estas fechas desear a nuestros congéneres toda suerte de felicidades y celebrar otro periodo de vida. Los sueños sueños son, pero sin ellos las vidas se empobrecen. Mantengamos nuestros sueños e intentemos realizarlos.

Publicado el 20 de diciembre de 2014 en www.elperiodico.com.gt por ROBERTO BLUM
http://www.elperiodico.com.gt/es/20141220/opinion/6445/Sue%C3%B1os-de-Navidad-y-de-fin-de-a%C3%B1o.htm

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