El presidente debe dar explicaciones

El presidente Otto Pérez Molina debe ahora entender que las revelaciones hechas públicas ayer en medios informativos internacionales hacen que esta crisis de credibilidad sea la más grave en mucho tiempo, superando incluso a la que debió encarar Álvaro Colom en el caso Rosenberg. No hacerlo sería un ejemplo muy serio de miopía política, y de hecho derrumbaría la posición de líder regional centroamericano que de hecho ha obtenido en la relación con Estados Unidos.
 

Al regresar de su viaje a Belice, el gobernante necesita no perder tiempo adicional alguno para explicar por qué cree él que su nombre ha sido mencionado en dos investigaciones diferentes relacionadas con corrupción, realizadas por dos países sudamericanos  distintos. Una mención es directa, porque un testigo afirma haber estado presente cuando el mandatario guatemalteco llamó a un empresario argentino que ahora está en la cárcel en forma preventiva. La otra es indirecta, porque su nombre aparece en la hoja de un cuaderno con escritura a mano de otro empresario igualmente acusado de corrupción.

Es conveniente señalar que en esta ocasión sí se justifica que el presidente aparezca en cadena nacional de radio y televisión para hablarle a la Nación. La crisis es la más seria, aunque algunos analistas consideran que aún no se ha salido de control, pero para ello es necesario  que sean tomadas medidas muy  claras que permitan creer que es ajeno a semejantes hechos.  La seriedad de las implicaciones es imposible de minimizar, porque ya fue ayer el tema de reportes de las agencias noticiosas foráneas  y porque en las redes sociales los mensajes de reprobación han sido abrumadores en número y en los términos utilizados.

Las acusaciones de corrupción contra los gobernantes, altos funcionarios y políticos son un hecho común en los países subdesarrollados políticamente. En el primer mundo son fuente de serios problemas, y causan renuncias, lo cual es casi imposible en las primeras naciones indicadas. La principal tarea de los analistas y estrategas del Gobierno debe ser la de desvincular de manera convincente al mandatario. Los dos casos, ahora en proceso en Argentina y en Brasil, despertarán el interés y son muy importantes para los guatemaltecos, que los tomarán como una de las fuentes de criterio para tomar la decisión de a quién beneficiarán con su voto en las elecciones.

El equipo de crisis del Gobierno, que debe existir, necesita tomar en cuenta que las dos publicaciones   —sin vinculaciones entre sí— no pueden ser acusadas válidamente de tener interés en desprestigiar a nadie. Es indudable el valor noticioso de los dos hechos, que serán motivo de noticias, editoriales y artículos de opinión durante largo tiempo, así como de señalamientos de los partidos opositores durante la campaña. El silencio o las explicaciones por medio de voceros podrán ser considerados como una admisión tácita, pues quien calla otorga. Parte crucial también es realizar mediciones técnicas de opinión, a fin de analizar la magnitud de las consecuencias. Por eso, las explicaciones son obligadas, inevitables.

Publicado el 17 de diciembre de 2014 en www.prensalibre.com por Editorial Prensa Libre
http://www.prensalibre.com/opinion/El-presidente-debe-dar-explicaciones_0_1267673372.html

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