¡Más gasto con más deuda!

El Gobierno pretende que el Congreso apruebe el Proyecto de Presupuesto de Ingresos y Egresos para el 2015, por Q71.84 millardos (miles de millones), que le remitió el Ministerio de Finanzas Públicas (Minfin), con un déficit fiscal que, según expertos, podría exceder del cuatro por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), que, inequívocamente, se financiará con más deuda pública.

De acuerdo con las “cuentas del gran capitán” del Minfin, los ingresos tributarios alcanzarán Q52.4 millardos (que este año no llegarán a los Q48 millardos) y la brecha de gasto (más allá de los ingresos propios) será financiada mediante la contratación de nuevos préstamos en el extranjero por US$890 millones y Q6.1 millardos en Bonos del Tesoro, que, al no alcanzarse la meta de recaudación tributaria, como así será, podría exceder los Q11 millardos.

Esto supondría que la deuda pública llegaría a más de Q130 millardos y si la economía crece en el 2015 entre el 3.4 y 4.2 por ciento, la deuda pública equivaldría al 28 por ciento del PIB y al 260 por ciento de los ingresos fiscales.

Como podrá advertirse, el Gobierno se resiste a reducir el descomunal, incontenible e incontrolable gasto público y, como la recaudación tributaria no levanta, gracias al “mamarracho tributario” aprobado en 2012, que se centró en esquilmar a la clase media y en sabotear la recaudación aduanera, por lo que está recurriendo a endeudar más al país, con el concurso de la banca internacional de desarrollo, que se esfuerza por alquilarle más dinero al Estado.

El Gobierno tampoco está comprometido con la transparencia y la optimización del gasto, sino que todo lo contrario. Su enfoque es eminentemente cuantitativo y no cualitativo. Nada se plantea para que exista un mayor control del gasto, una mejor gestión o calidad del gasto, ni para que cese el derroche, la opacidad, la discrecionalidad y la corrupción en el sector público. Además, las transferencias presupuestarias han desvirtuado el concepto de presupuesto programático y aseguran un gasto descontrolado, desordenado y no fiscalizable. Esto último es tan cierto que la misma Contraloría de Cuentas ha señalado que le es imposible controlar el gasto a través de fideicomisos, oenegés, fondos y demás entidades que operan en el sistema paralelo de gasto público.

En conclusión, mientras el mundo entero se concentra en la racionalidad del gasto y el crecimiento económico, en Guatemala los politiqueros y los militantes tributarios (que ya están afinando otro paquetazo tributario) se esfuerzan en gastar más y en seguir hipotecando al país, en otras palabras en continuar gastando más sin que con ello mejoren los servicios públicos.

Publicado el 18 de noviembre de 2014 en www.elperiodico.com.gt por Editorial El Periódico
http://www.elperiodico.com.gt/es/20141118/opinion/4979/%C2%A1M%C3%A1s-gasto-con-m%C3%A1s-deuda

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