No niego que sus palabras calaron muy hondo en mi conciencia. Me reuní con él porque recién había leído un artículo mío, titulado: ¿Por qué tantos cuervos Guatemala? El contenido le interesó, lo que promovió su interés por hablarme. Me comentó además que ha sido testigo de muchos actos de violencia. Me indicó que le frustra el hecho de que a sus compañeros no les importe su propio futuro, rechaza la frivolidad y la alienación. En un momento tenso durante la conversación, luego de una larga pausa, me expresó: “Acá es más hombre el que más aguardiente bebe, es más hombre el que se burla de las mujeres, es más admirado el que más dinero posee. Irónicamente, es ese tipo de sujeto el que añoran muchas mujeres. No tiene sentido vivir así”.
Una vez a solas con mi amigo, le expresé: “Tu hijo es admirable, hay que respetar sus decisiones, pero más allá de ello, celebro el hecho de que es una persona que actúa en función a como piensa. Hay coherencia en sus acciones, ya no cree en Guatemala y ha ganado la beca para concretar el paso que considera inevitable”. Caminamos hacia el parqueo, mi amigo profundamente conmovido me indicó: “En pocos días ya no estará con nosotros, nos hará una falta terrible, pero algo te digo: estoy seguro de que triunfará. Nuestro amor por él es tan grande, que preferimos tenerlo lejos porque estará mejor que acá”.
Yo sé que el caso comentado no es el único. Son muchos los padres que sufren a solas el tener un hijo/a lejos, producto de que en Guatemala cada vez se cierran más los espacios para aquellos que en efecto, no aceptan el conformismo y menos aún la corrupción. Es un sacrificio demasiado grande, que en su dimensión también lo viven cientos de miles de familias que se han desintegrado por la irreversible migración de alguno de sus miembros. No sería necesario que Guatemala fuese un país desarrollado, bastaría con que no hubiese violencia y que las oportunidades de estudio y de trabajo florecieran para que no se desintegraran tantas familias. Pero como alguna vez me expresó el maestro Edelberto Torres Rivas: “Manuel, nos guste o no, la realidad impone condiciones”.
¿Cuántas familias más habrán de desintegrarse por este motivo? ¿Cuántos miles de jóvenes más tendrán que emigrar? Muchos, muchísimos. Porque el cambio estructural en Guatemala, esa profunda revolución material y de conciencia que tanto necesitamos, se perfila demasiado lejos. No pensamos ni actuamos como país. Persiste la intolerancia, la confrontación, la vileza y la traición. Pienso en aquel artículo y vuelvo a preguntarme: ¿Por qué tantos cuervos Guatemala?
Publicado el 14 de noviembre de 2014 en www.s21.com.gt por Manuel R. Villacorta O. http://www.s21.com.gt/colaboracion/2014/11/14/pais-corruptos-conformistas#
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