El saqueo sigue viento en popa

Con esta historia de la Pequeña Lulú, Crespo nos quiere hacer creer, sobre todo a los trabajadores del Estado, que no hay dinero, pero en realidad sí lo hay, y lo que quieren los politiqueros es más plata para gastar más. Es una forma de vendernos un panorama catastrófico, cuando la realidad no es esa, para que la ciudadanía se trague lo de los bonos y se hagan de la vista gorda cuando los diputados aprueben el nuevo endeudamiento público por
Q4 millardos. ¡Atol con el dedo!

Son pruebas de que hay dinero que el Gobierno paga todo y al contado a los contratistas que le interesan, que surten alimentos, medicinas, cámaras, fertilizantes, armas, uniformes, equipos, vehículos, blindajes, combustible, fideicomisos clientelares, sistema de registro y control migratorio, aumentos de salarios, viáticos y gastos de representación para gobernantes, ministros, viceministros, secretarios de la presidencia, diputados, etcétera. Eso sí, no hay plata para el que no se pone firmes.

Tampoco existen límites de gasto y prebendas para la “fauna de saqueadores” (politiqueros, financistas, diputados constructores, negociantes improvisados, oenegés y demás). Y, por supuesto, abundan las “riquezas emergentes” que se traducen en mansiones, centros comerciales, edificios, empresas, hoteles, fincas, haciendas, así como “juguetitos” como jets, avionetas, helicópteros, yates, carros lujosos, etcétera. Y a los comunes mortales que denunciamos sus despropósitos y latrocinio nos tildan de “envidiosos” o “tontos” porque no nos aprovechamos de lo ajeno.

Lo más probable es que los diputados (que solo piensan en sus peculios) aprueben los Bonos del Tesoro, que el país se endeude más aún y que los intereses de la deuda se paguen con más deuda. También lo más probable es que se apruebe otro presupuesto desfinanciado para el 2015 y que los “militantes tributarios” nos receten más impuestos (aumento del IVA al 15 por ciento, monotributo, impuesto de seguridad, impuesto a las remesas familiares, etcétera). Y los guatemaltecos, como siempre, a pagar la factura del desmadre de los politiqueros. Sin duda, además de indiferentes, somos aguantadores.