Una tregua que puede salvar vidas y madurar el diálogo

El cese del cierre de la consulta externa del hospital San Juan de Dios es una buena noticia, tanto por la cordura que finalmente primó entre las partes como por la importancia que la decisión tiene entre los ciudadanos que necesitan ser atendidos en ese centro asistencial.

La reanudación del servicio, definida en el marco de una asamblea de galenos, también abre la puerta para que autoridades y personal del San Juan Dios se sienten, discutan y encuentren las soluciones que más convengan a los intereses de los pacientes, de las personas que necesariamente acuden a ese hospital.

En los 9 días de cierre de la consulta externa, unas 6 mil personas se vieron forzadas a reprogramar sus citas, a buscar atención privada o, en el peor de los casos, se marcharon con sus dolores y angustias, y sin esperanzas de ser atendidos. No es justo ni humano, por mucha razón que se tenga, que los servicios esenciales en general, y la atención médica en particular, se cierren o limiten.

No es posible que justos paguen por pecadores. Ninguna medida de presión debe atentar contra los derechos humanos de los ciudadanos y, menos aún, afectar a los indefensos. Tampoco es correcto, valga decirlo, que las autoridades se olviden de sus principales obligaciones, que sencillamente dejen de proveer medicinas, materiales didácticos o combustibles para radiopatrullas, y aún así exijan y demanden eficiencia y calidad, o pretendan que sus subordinados bajen la cabeza y acepten sin chistar las situaciones o penurias.

El país necesita concentrar sus energías en asuntos de más trascendencia, no en bloqueos o presiones extremas innecesarias, que restan en vez de sumar. Hay pendientes ineludibles que requieren la atención de todos. Guatemala debe caminar hacia una cultura de paz, de diálogo, de negociación sana. Ya es tiempo de que definamos un rumbo de desarrollo, de prosperidad general y que nos centremos en ello.

Hoy, el ministro de Salud, Luis Enrique Monterroso, tiene la oportunidad de resolver este y cualquier otro problema de abastecimiento. Es más, es su obligación prevenirlos. Los salubristas están en su derecho de exigir, pero también tienen la inmensa tarea de cumplir a cabalidad con sus contratos, sobre todo cuando de por medio hay gente con necesidad y urgencia de ser tratada.

En fin, los guatemaltecos en general debemos madurar y aspirar a hacer del diálogo y los consensos una rutina, un principio de vida. Que se escuche nuestra opinión, que se sepa nuestro descontento, pero no pretendamos imponer nuestro interés.

Publicado el 06 de octubre de 2014 en www.s21.com.gt
http://www.s21.com.gt/editorial/2014/10/08/una-tregua-que-puede-salvar-vidas-madurar-dialogo

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