Estuardo Zapeta

He puesto varios avisos de “reforma agraria” en FarmVille –un juego virtual sobre la plataforma de Facebook— para la formación de un “mi” grupo cuasi guerrillero, un “mi” Decreto 900, una mi “plata-FORMA agraria” virtual, unas “mis” amenazas de invasiones a varias “farms”, y un “mi” decreto de Ley de “Tierras Ociosas” en ese adictivo juego capitalista-latifundista. (No he podido todavía subirle la musiquita aquella de los “guaragua”, ni de Silvio, ni de Pablo, ni alguien, por vida suya, que me diga cómo hago un transe con el presidente de FarmVille, o cómo se queman llantas, se tapan caminos, y se boicotea la economía de esa aldea de campesinos digitales)”.

“Según el discurso que he escuchado en las audiencias en el Congreso, y de acuerdo con posiciones como las de la Iglesia católica romana –porque también hay Católicos que no son necesariamente “romanos”– he definido un discurso en las siguientes líneas de pensamiento: 1) por qué existe “injusticia social” en FarmVille cuando todos deberían ser “iguales” y tener una justa “redistribución” de la riqueza; 2) los niveles no son equitativos, porque quien cuida mejor su “farm” tiene más y mejores resultados, cuando, según las propuestas que he escuchado en la “mesa de Desarrollo Rural”, las cosas como la tierra, sus productos, y sus frutos, deben ser “redistribuidas” con “justicia social”; y, 3) he propuesto que todos los “farmers” de FarmVille bajen de nivel a quienes por inversión, disciplina y productividad han avanzado a los niveles más altos, les quiten su producción y la repartan con “justicia social” entre los de niveles más bajos, y que se condene a esos “alagartados, chuchos, terratenientes, latifundistas, oligarcas virtuales, y explotadores” de “farmers” a un castigo severo haciéndolos trabajar más duro por haber sido disciplinadamente rapaces, haber producido más, y nivelarlos a la misma mediocridad de los indisciplinados e improductivos para que todos “seamos iguales”, como dice la “Iglesia católica” en el “Clamor por la tierra de FarmVille”.

Las respuestas de esos “poderes fácticos que históricamente han mantenido el control del Estado en FarmVille” (¡esaaa!) han sido veloces y “violentos”, y se pueden resumir en: 1) si yo he trabajado duro en mi “farm” con disciplina y eso ha resultado en alta productividad y por eso he subido de niveles, por qué me van a obligar a “redistribuir” mi “farm” y mi producción con gente que no se ha esforzado; 2) que “plataforma agraria no es lo mismo que plataforma vitual”, y que hasta en eso la segunda demuestra su eficiencia y la segunda su “gorronería”; y, 3) “qué rejodidos andan haciendo los curas sotanudos promoviendo reformas agrarias,” y menos en FarmVille.

Es septiembre de 2014. Los diputados aprobarán la ley que llamé FarmVille. El juego ya ni existe, pero el subdesarrollo aquí sigue integral, intacto, populista.