Lima Oliva, al desnudo

La captura del director del Sistema Penitenciario, Édgar Camargo, a primera hora del miércoles, poco a poco fue ganando expectación entre los ciudadanos que seguían de cerca las primeras informaciones; sin embargo, pronto surgió el nombre de Lima Oliva y las piezas de ese rompecabezas empezaron a encajar.

Para cuando el jefe de la Comisión de las Naciones Unidas, Iván Velásquez, empezó a explicar pasado el mediodía los detalles de las investigaciones y a revelar el grado de participación de los funcionarios capturados ayer, estaba claro que se ponía al descubierto una organización criminal dirigida desde dentro de Pavoncito. En ella, Camargo tan solo era un eslabón de la cadena.

Las investigaciones, de acuerdo con lo informado en conferencia de prensa brindada por autoridades de la Comisión, del Ministerio Público y del Ministerio de Gobernación, indican que varios reos tramitaban con Lima Oliva sus traslados a otras prisiones, para lo cual pagaban cifras que promediaban los $7 mil.

Ese dinero se repartía entre los cómplices, adentro y afuera de Pavoncito, incluido el ahora apresado director de todas las cárceles del país, quien diligentemente firmaba los cambios. La mayor cantidad del dinero quedaba en manos del sentenciado por el crimen de Gerardi.
Además, se informó que el exmilitar, ahora recluido en Pavoncito (penal destinado a prisión preventiva y no para cumplir condenas), poseía variedad de vehículos de lujo (algunos blindados), y propiedades como una casa de descanso en la playa y un terreno en un área exclusiva. Bienes que, según el anuncio de Velásquez, deberán ser extinguidos.

Si bien a voz baja se había dicho mucho sobre Lima Oliva y sus actividades ilícitas desde su reclusorio, e incluso muchos de sus desmanes se recogieron en medios informativos, hasta ahora nadie había puesto el cascabel al gato. Así lo prueba el que hasta agosto recién pasado todavía se pactaron algunos de los pagos por traslado de prisiones.

Ahora toca a las autoridades del Gobierno, y al Ministerio de Gobernación en particular, explicar convincentemente las razones por las cuales el polémico recluso mantenía privilegios tan evidentes, al extremo que presumía de ellos desde sus cuentas en redes sociales.

De eso dependerá que la impostergable “depuración” tenga o no futuro.