Se pierde el tiempo y el futuro también

Empezamos septiembre, mes que supone la recta final del ciclo escolar, con noticias que no son tan alentadoras para la calidad educativa del país. Es desalentador, en primer lugar, saber que a lo largo de 2014 se perdieron no menos de 25 días efectivos de clase, y esto sin que se haya hecho el cierre oficial del ciclo lectivo; es decir, que todavía falta ver cuánto se recupera o cuánto más se pierde en lo que resta. El año pasado, por ejemplo, según se cita en el reportaje central de hoy, en una muestra de 800 escuelas en el país, se determinó que se recibieron clases solamente durante 136 días, pese a que deberían ser 180.

Por si fuera poco, la jornada diaria no se cumple a cabalidad. La analista Verónica Spross relata cómo en algunas zonas de occidente el clima agresivo obliga a los niños a llegar más tarde a la escuela, sin que ese tiempo se reponga.

El papel de los maestros es determinante en este tema. Es importante destacar que hay docentes responsables que se sacrifican a diario por cumplir con sus labores; sin embargo, existe otro grupo que, por motivaciones personales, sigue a una cuestionada dirigencia que paraliza de forma antojadiza el ciclo escolar.

Habrá quienes afirmen que más días de clase no garantizarán el aprendizaje de nuestros niños, pero por algo hay que comenzar. Además, es importante recordar que en cuestiones de calidad tampoco estamos en los mejores estándares. El mismo viceministro de Calidad Educativa, Eligio Sic, reconoce en nuestro tema de portada que las evaluaciones han dado resultados que no son tan alentadores y han hecho evidente que los maestros necesitan más preparación.

Entonces, si reconocemos las desventajas del sistema educativo nacional y ya se han identificado las principales causas, es importante acelerar en el proceso de recomposición que nos encauce a los niveles óptimos.

Por ejemplo, en el Istmo, Costa Rica ha extendido su ciclo lectivo en 205 días efectivos, mientras que El Salvador, en 2005, a raíz de los embates de la tormenta Stan, suspendió clases en 71 centros, pero echó a andar un plan para reponer tiempo al que llamaron Veinte días de refuerzo; incluso, el sector privado, debió incorporarse a este proyecto.

Guatemala ya no puede relegar la educación y seguir contribuyendo a un círculo vicioso que nos condena al subdesarrollo. El Estado no puede tolerar a maestros haraganes ni resignarse a las carencias; más bien debe hacer todos los esfuerzos posibles por cumplir con el currículo, entregar a tiempo los insumos y subsidios y repartir de forma justa el presupuesto.

Publicado el 01 de septiembre del 2014 en www.s21.com.gt escrito por Editorial Siglo21
http://www.s21.com.gt/editorial/2014/09/01/se-pierde-tiempo-futuro-tambien

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