La juventud

El drama de la migración guatemalteca hacia el país del norte  en busca de un mejor futuro no es nada nuevo, data de hace muchos años, con muchas tragedias. Ahora, aunque tarde, cobra vigencia, afortunadamente, por el calvario que sufren niños y jóvenes. En términos políticos, este dantesco tema es poco visible en la agenda pública, que registra una baja atención hacia los jóvenes, particularmente pobres o de extrema pobreza, en educación, salud, trabajo, seguridad, cultura, espacios y  oportunidades positivas, para disfrutar de una vida digna con futuro asegurado. Se trata de un asunto de Estado que necesita urgente atención, así como programas sociales de desarrollo sostenible.
 

Esta  crisis aflora ahora con mayor fuerza, por la lamentable tragedia que sufren muchos menores que, de manera valiente,  emprendieron tan peligrosa aventura hacia el norte, en busca de mejores condiciones económicas familiares; sin embargo, el final para muchos ha sido cruel: hambre, agotamiento, vejámenes, ataques armados, asesinatos, violaciones, abusos deshonestos,  engaño de coyotes, capturas, prisión,  hacinamiento, deportaciones, cuantiosas deudas  y, lo peor, la muerte, llanto y tristes recuerdos para toda la vida.

También causa indignación e impotencia cómo muchos padres  envían irresponsablemente   o familiares  permiten a sus hijos, en buena mayoría de corta edad, hacer este viaje  infernal.  Es cierto que muchos guatemaltecos honrados han logrado traspasar estas fronteras de fuego con una serie de vicisitudes, contribuyendo desde hace años al desarrollo económico de esta nación, pero otros no; están en cementerios. Tan delicada situación que viven los patojos en el país debería constituirse en primordial  preocupación y búsqueda de inmediatas soluciones por parte de autoridades y más de 200  organizaciones juveniles benéficas.

Tengo entendido que el joven diputado José Alejandro de León Maldonado, presidente de la Comisión Extrordinaria de la Juventud en el Congreso, lucha desde hace años por la aprobación de su iniciativa de  ley nacional de juventud y otras normas legales similares, por medio de las cuales pretende, entre otros objetivos, establecer un marco normativo general de derechos y obligaciones de los jóvenes, crear una secretaría nacional de la juventud, Día de la Juventud, prevenir la violencia juvenil, mayor acceso al trabajo, programa nacional de becas y crédito educativo, obligación escolar, implementar políticas públicas integrales, obligar a 10 ministerios a generar políticas juveniles, participación de la juventud de las 22 comunidades lingüísticas del pueblo maya, así como la garífuna, xinca y ladina.  Vale la pena analizar estas iniciativas y concretar resultados.

 La juventud  constituye un potencial de capital humano y social.

Publicado el 12 de agosto de 2014 en www.prensalibre.com por Jaime Córdova Palacios
http://www.prensalibre.com/opinion/juventud_0_1192080799.html

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