Prensa Libre publicó la pasada semana un gráfico sin comentarios ni análisis —debería haber sido portada— en el que corrobora los datos indicados sustentados en un informe de la Agencia Europea de Derechos Fundamentales. En el mismo se muestra que una de cada tres (33.3%) mujeres europeas encuestadas manifiesta haber sido víctima de violencia física o sexual al menos una vez en su vida a partir de los 15 años. Hasta ahí se redondea la conclusión de que aquella región tiene un serio problema de violencia contra las féminas.
Si llegado a este punto le preguntasen cuáles son los países de Europa más violentos desde esta perspectiva, segura y cándidamente contestaría algo similar a lo que pensó cuando propuse la primera cuestión. Pensaría que los mediterráneos —más machistas— responden a ese perfil de hombres abusones. Vuelve a equivocarse. Según ese informe, los punteros son Dinamarca (52% de mujeres), Finlandia (47%), Suecia (46%) y Holanda (45%) ¡Oh sorpresa! Por cierto, entre los de menor porcentaje están los mediterráneos.
Dicen —no sé si será verdad— que el machismo es más protector. Interesante teoría que conviene explorar. Los machistas protegen precisamente a las mujeres por el hecho de “anularlas”, lo que no justifica dicha actitud, pero la lanza a discusión en el marco teórico indicado. Introduzcamos —para mayor discusión— la variable religiosa y veamos qué países católicos parecen ser menos agresores que aquellos protestantes. ¿Por qué tanta bulla aquí—no allí— en relación con la violencia contra la mujer? ¿Sabe que muchos de esos países son los que más ayudan a difundir este discurso falso? Han trasladado aquí la discusión de sus problemas.
Suecia y Holanda dan millonarias “donaciones” para programas que en teoría luchan contra la violencia de género, pero son incapaces de arreglar sus propios fracasos, destacan como países altamente criminales en relación con la violencia sexual y física contra la mujer. Son los suecos y los holandeses quienes encabezan esa lista, aunque con dinero pretendan aleccionar sobre cómo deben hacerse las cosas por estas tierras. La hipocresía se une a la violencia y permanecemos lelos ante discursos que no se sostiene con cifras ni con argumentos racionales, sino con retóricas amañadas que tienen eco en vividores y promotores de esas cuestiones.
La próxima donación sueca u holandesa habría que devolverla y darles algo de nuestra parte para educar a aquellos centroeuropeos y nórdicos —“no machistas”— y que no agredan a su población femenina. Esta actitud es similar a la de otros países que ignoran sus propios problemas y trasladan la discusión por medio de financiamiento y ONG fuera de su territorio. El tema de los recursos naturales o la discusión indigenista son ejemplos similares. Como en el norte asesinaron a todos allá por 1700-1800 o los encerraron en reservas, traen el debate y la protesta por estos lares. ¡Listos los vikingos y los canchitos!
Publicado el 11 de marzo de 2014 en www.prensalibre.com por Pedro Trujillo http://www.prensalibre.com/opinion/Hipocresia-violencia_0_1099690045.html
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