El abordaje plano de dicho problema tiene dos vertientes: a) que surgen por la falta de oportunidades para los jóvenes y por el abandono del Estado; y b) que concibe a los jóvenes como perezosos, con actitud incorrecta y que adoptan ese estilo de vida por decisión propia (Gómez, 2011); obviamente hay elementos más estructurales para el análisis.
Dentro de las principales causas de la existencia de los NiNis, se encuentran la desatención del Estado, el desempleo y pobreza juvenil, falta de cobertura y calidad en servicios de salud, educación y reproducción sexual; violencia intrafamiliar, discriminación, exclusión política y ciudadana, consumo de sustancias psicoactivas, desintegración familiar, transculturación e influencia de medios de comunicación (especialmente de internet).
Quizá uno de los talones de Aquiles en este flagelo es la indiferencia del Estado hacia el sujeto sociopolítico de la juventud, porque aunque existe cierta institucionalidad formal, dicha temática —Gabinete Específico, política pública, Jóvenes Protagonistas, Conjuve, SBS y otras—, no existe una implementación que armonice interinstitucionalmente la presupuestación de los programas y proyectos del Gobierno Central y de los gobiernos locales, además de que los resultados son precarios y hay una ausencia de los mecanismos de seguimiento y evaluación.
En Guatemala, para 2011 existía un 25.1% de jóvenes que ni trabajan ni estudian (OIT, 2013), lo cual es un dato alarmante que pone en jaque al Estado en cuanto a favorecer la protección de la persona, de la familia, favorecer el bien común y cumplir con sus deberes constitucionales, pero además debemos cuestionar el rol del sector privado como corresponsable en la generación de empleo digno y formación de capital humano calificado, de pagar los impuestos cabales. Es decir, fortalecer fiscalmente al Estado.
El rol de la sociedad civil también ha sido desdentado porque se enfatizan generalmente en actividades lúdicas.
A manera de colofón, es importante reconocer que nuestro país está desaprovechando el bono demográfico, basta con mencionar que el sistema educativo —monoétnico, desconcentrado y urbano— no se ha adaptado a la transición poblacional y al carácter multinacional del Estado, puesto que en lugar de promover la movilidad social se crearon polos de exclusión que acentúan la vulnerabilidad de los jóvenes frente a las redes del crimen organizado.
Publicado el 08 de julio de 2014 en www.prensalibre.com por Francisco Martínez Mont http://www.prensalibre.com/opinion/NiNis-tientes_0_1171082900.html
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