La moderna esclavitud

Las desgarradoras historias de niños, niñas, adolescentes y mujeres que han sido rescatadas luego de sufrir explotación y violencia sexual, o ser víctimas de esclavitud y trabajo forzado son el reflejo de un flagelo que está presente en el país y que va en crecimiento. La trata de personas constituye una violación a los derechos más elementales de los seres humanos y es considerada en tratados internacionales como un crimen de lesa humanidad. Algunas de las historias han llegado a los medios de comunicación luego de que las autoridades realizan un rescate o cuando integrantes de algunas redes de trata afrontan un proceso judicial. Sin embargo, la gran mayoría de los casos permanecen ocultos y los tratantes y los clientes gozan de impunidad.

El informe del procurador de los Derechos Humanos sobre la situación de las víctimas de trata de personas en Guatemala en el 2013 señala que el Ministerio Público identificó a 570 posibles víctimas de trata, 251 más que en el 2012, lo que supone un crecimiento del 78% en relación con el año anterior. Entre enero y abril de 2014 se han identificado 204 víctimas.

La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Undoc) estima que por cada víctima rescatada hay 30 que permanecen en la clandestinidad, lo que nos da una idea de la dimensión del problema: unas 17 mil personas están siendo en este momento víctimas de trata en Guatemala. Esto sin contar la enorme cantidad de casos que no son denunciados y permanecen ocultos.

Las redes de trata tienen vínculos con el mundo político y económico, que les permiten operar en distintos países, sin ser perseguidos. La trata es uno de los “negocios” más lucrativos del siglo XXI, lo que supone un poder financiero suficiente para comprar voluntades y contar con integrantes de la red al interno de instituciones que les facilitan su trabajo (obteniendo documentos de identidad y pasaportes falsos, por ejemplo). De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) la trata es el tercer negocio más lucrativo, sólo detrás de la venta de drogas y armas, con ganancias de alrededor de 32 mil millones de dólares anuales en el mundo.

Pero también están los clientes sin los cuales no podría haber negocio. En muchos casos son personas “intocables” cuyos vínculos e influencia les alejan de la cárcel. De acuerdo con datos de la PDH en el 2013, en el Organismo Judicial se registraron 51 procesos penales por trata de personas, 41% menos que en 2012 y 51% menos que en 2011, y se obtuvieron 23 sentencias, 11 absolutorias y 12 condenatorias, lo que nos habla de 97% de impunidad.

Detrás de estas cifras hay un ser humano al que le están destruyendo la vida y negándole la libertad. No estamos hablando de tráfico de armas o drogas, sino de explotación sexual, trabajo forzado, turismo sexual, y/o prostitución forzada de personas con un rostro, una historia, una identidad, una familia.

La prevención, persecución de los tratantes y los clientes y la atención integral a las víctimas de trata es de carácter urgente e impostergable, darle la espalda a lo que sucede nos convierte en cómplices de esta moderna forma de esclavitud.

 
Publicado el 01 de julio de 2014 en www.prensalibre.com por Marielos Monzón 
http://www.prensalibre.com/opinion/moderna-esclavitud_0_1166883314.html

Categories:

No Responses

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *