Suiza abandona la neutralidad

Por la dignidad de los delincuentes.
El pasaporte de cruz blanca es bienvenido en todo el mundo, porque Suiza ha sido una nación neutral alejada de conflictos, nunca policía ni juez de los demás, y discreta. Un país con menos habitantes que Guatemala, con altísimo nivel de vida y cerrado a la inmigración. Antes no se metían en problemas, y por eso le negaron a Jacobo Árbenz el asilo tras ser expulsado en calzoncillos de Guatemala, para no incomodar a los norteamericanos, a pesar de ser hijo de ciudadano helvético. Después le concedieron el derecho, pero cuando ya no era figura política notoria.
 

Pero Suiza es otra a partir del caso reciente de la condena del exjefe de la Policía de Guatemala por haber cometido un crimen de Estado. Ahora son autoridades celosas y castigadoras en nombre de la comunidad internacional, tajantes y totalitarias. Han roto su neutralidad, con lo que se exponen a que el mundo entero los juzgue a ellos, y les pregunte ¿por qué hace apenas unas cuantas décadas se mantuvieron tan neutrales cuando muy cerca de sus fronteras los nazis perpetraban el Holocausto? ¿Eso no fue crimen de Estado? ¿O deja de serlo porque los criminales nazis tenían sus cuentas discretamente cifradas en sus bancos, y los banqueros se constituyeron en tesoreros celosos del oro de los judíos que nunca volvieron de los campos de concentración a reclamar lo propio?

La renuncia de Suiza a la neutralidad es para “restituir la dignidad a los asesinados” en la toma de la cárcel de Pavón, y eso es lo que enciende a la población, no el caso del suizo juzgado. Lo que no entienden por allá es que los guatemaltecos vivimos acorralados por la delincuencia, que los presos somos nosotros, y la gente no quiere entender ni concede dignidad a quienes nos viven extorsionando, nos roban y asesinan, violan y humillan a diario. La gente pide castigo para los delincuentes, y por eso se aplaudió la toma de la cárcel en su momento, porque los ciudadanos no pueden dignificar a sus opresores. A delincuentes o políticos corruptos no se les quiere, porque nos han robado la paz. Matar es injustificable, pero dignificar es rendición.

Los judíos en Auschwitz no se defendieron ni mataron a los nazis, pero de haberlo hecho, quizá hubieran sido juzgados por los suizos, a quienes no les importa lo que sufren las víctimas, pero sí el cumplimiento del quinto mandamiento y la obligación de brindar la otra mejilla. Lo que reclama Guatemala es dignidad para las víctimas, no para sus verdugos.

Publicado el 12 de junio de 2014 en www.elperiodico.com.gt por Méndez Vides
http://www.elperiodico.com.gt/es/20140612/opinion/249063/

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