Los niños migrantes

Buscan un futuro más seguro y con mejores perspectivas de progreso.
La Asociación Pro Migrantes Centro-americanos (AMI) convocó el mes pasado a una conferencia de prensa a la cual asistieron la mayoría de medios escritos, televisivos y algunos radiales. El objeto principal fue comentar la dificultad persistente para los compatriotas en obtener su DPI, pero también alertar de los riesgos crecientes para los centroamericanos en su paso por México, al viajar hacia territorio estadounidense.

 

Asimismo se abordó el tema de la ansiada reforma migratoria integral que supondría abrir la oportunidad de regularización para muchos compatriotas que viven y trabajan en la sombra y en constante temor en aquella nación. Se explicó, entonces, que la preocupación de AMI era precisamente reiterar a la población que conforme al proyecto aprobado por el Senado un año atrás, los beneficios de una reforma no estarían disponibles para cualquiera que hubiera ingresado después del 31 de diciembre de 2011.

Se advirtió también sobre la creciente violencia que enfrentarían quienes decidieran correr los riesgos, y los altísimos costos para sus familiares en el pago a los famosos “coyotes” que, en muchos casos, los abandonan antes de llegar a su destino. En fin, era una alerta para que midieran bien riesgos y probabilidades de alcanzar su objetivo.

Lamentablemente, ningún medio escrito y pocos medios televisivos (solo Canal 7 y Canal 3) colaboraron con reproducir parte del mensaje, el cual, reitero, tenía como fin actualizar la información para los guatemaltecos.

Otra situación que no conocíamos, pero que surgió en estos días, es la cantidad de menores que emprenden el peligroso viaje hacia el norte, así como la dificultad que afrontan los albergues fronterizos para hospedar a niños y adolescentes en tanto ubican a sus familiares residentes en Estados Unidos. Lo que no se explicó con claridad, es que esos menores solo son entregados a aquellos parientes que poseen un status regular, ya sea que hayan logrado su residencia, o los permisos temporales requeridos.

Tuve oportunidad de visitar en 2007 dos albergues en Arizona y conversar con algunos menores guatemaltecos. Estaban bien atendidos y hospedados en espacios agradables, esperando reunirse con familiares, pero no superaban la docena. Hoy los medios de comunicación reportan ampliamente sobre una impresionante multiplicación que, tal como se informara ayer en Siglo 21, del primer trimestre de 2013 a 2014 se estima un incremento de 45.5 por ciento de niños y adolescentes que viajaron solos. Asimismo, Prensa Libre destacó que el servicio de inmigración de EE. UU. señala que en un período de cinco años “ha procesado un 600 por ciento más de casos de menores que alegan “temor real de persecución o tortura”.

Alivia conocer que las autoridades estadounidenses han emprendido acciones para ajustar sus instalaciones al repentino incremento en la presencia de estos centroamericanos, y que consideran la situación de riesgo y temor de los niños.

Es urgente garantizar la seguridad de los ciudadanos, que atemoriza a niños y jóvenes especialmente vulnerables a las amenazas, agresiones, extorsiones, violaciones y secuestros por las bandas de criminales que operan en todo el país.

Es evidente que los familiares han decidido que es menor el riesgo de la migración irregular que permanecer en una nación acosada por la inseguridad.

Publicado el 11 de junio de 2014 en www.elperiodico.com.gt  por Marta Altolaguirre
http://www.elperiodico.com.gt/es/20140611/opinion/248980/

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