Lo expresado no está libre de intenciones ni de contextos específicos. En su significado se realiza la conciencia de quien comunica. Todo ocurre en un momento y en un lugar dado, que no se puede ignorar. Desde que razonamos con un código llamado idioma o lengua, es porque cada expresión es pensamiento puro. No hay para donde. El hecho de que funcionarios digan “nuestros indígenas”, sugiere que se creen dueños de ellos y de todo su bagaje, posesiones, historia y territorios. Es porque el paternalismo, del que tanto hemos conversado en este espacio, está estructurando toda lógica de gobierno que luego se traduce en acciones: una bolsa para “mis” pobres, un cheque para “mis” mujeres, una escuelita para “mis” niños. De cambiar estructuras, ¡ni hablar!
Las reacciones en las redes sociales tras las declaraciones de la Vicepresidenta durante la celebración del Día de la Madre, no sorprenden pero sí ratifican: “Mamá, Roxana Baldetti, ya no tengo para el gas, le envío mi número de cuenta para que me deposite”; “mamá, ya no tengo pisto para las estampitas”. Expresiones como “prefiero ser huérfano”, ponen en evidencia que con cada palabra se genera un mundo de afecciones, sentidas en las reacciones cotidianas con la chispa única de nuestros paisanos, claro está. Detrás de las miles de bromas y charadas que se han publicado, queda un sentimiento que no favorece al imaginario nacional. Fortalece al paternalismo, que no es ni ingenuo ni casual. Es estructura y abordaje. Tristemente.
Al parecer, es más cómodo gobernar entre hijos que entre ciudadanos. No en vano y en múltiples oportunidades se ha recomendado a los “altos” funcionarios no declarar a toda hora, de todo tema y en todo lugar. Porque, muchas veces, su voz evidencia intenciones, visiones y valoraciones sin rumbo. Porque cada palabra emitida, sigue socavando la esperanza de la gente.
Publicado el 14 de mayo de 2014 en www.elperiodico.com.gt por Anabella Giracca http://www.elperiodico.com.gt/es/20140514/opinion/247325/
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