Huehueterroristas

ALFRED KALTSCHMITT

producto de la inoperancia del diálogo, incluso la radicalidad de los líderes, las posiciones extremistas y la ausencia de un diálogo sobre bases sensatas. Pero invariablemente sostienen que el respeto al Estado de Derecho, es decir la aplicación y el poder coercitivo de la ley, no es la solución, y desestiman el uso de la fuerza. Tienen razón, parcialmente, si es que no “invisibilizaran” tan abiertamente los causales primarios de los conflictos.

Enumero algunos:

1. Representatividad: Confundir, desestimar o desfigurar la realidad de las percepciones, satisfactores o insatisfactores de las “mayorías”, con los expresados por organizaciones campesinas indígenas, que con no poca frecuencia se abrogan una representatividad sobredimensionada. Es decir, la pretensión de contar con una representación colectiva inexistente y alejada de la realidad.

En muchos de los conflictos actuales existen pequeños grupos o liderazgos que se empoderan de la representación de las mayorías pretendiendo hablar por ellas, demandar por ellas, manifestar por ellas, y sin embargo ni los contenidos reivindicativos ni las estrategias ni los discursos son fiel expresión del sentir de las mayorías, sino responden a posiciones político-ideológicas particulares.

2. Activismo: No diferenciar los activismos. La diferencia es grande. Un activismo positivo es aquel que nace de la bases de una comunidad a partir de necesidades sentidas. Comienzan por acordar la coincidencia de la necesidad, luego pasan por un tamiz de acuerdos comunales que desemboca en acciones concretas. Esto es legítimo, saludable y necesario.

Activismo negativo es llegar a la misma comunidad, algunas veces confabulados con algún líder local, y sobre la base de la exhibición de una fuerza política amedrentadora, y exhibiendo organización y abundantes recursos económicos, generan una persuasión coercitiva a un grupo comunitario para que este siga un script bien delineado con el objetivo de captar adeptos al movimiento, e iniciar una hoja de ruta contestataria radical. Bajo amenaza o mediante el pago por día reclutan a otros miembros de la comunidad para desarrollar las actividades planificadas. De esa cuenta, surgen acciones de tomas de carreteras, o manifestaciones con pancartas en lugares estratégicos, y hasta acciones de mayor planificación violenta, que involucra logística de movilización de contingentes mayores a cien personas, equipo especial (capuchas, armas, etc.). A todo esto, el 99 por ciento de los indígenas, ni enterados.

Este último tipo de activismo contestatario negativo es el que está pululando con mayor frecuencia en la mayoría de conflictos activos. Pero existe un tercer elemento y quizás el más importante para explicar el fenómeno conflictivo en Huehuetenango:

3. El potencial desestabilizador que ha venido desarrollando Codeca-FLN-Frena-CNOC con capacidad de movilizar a miles de personas para bloquear carreteras, llevar a cabo actos vandálicos, secuestro de funcionarios públicos y trabajadores, y masivas movilizaciones para generar ingobernabilidad.

Codeca recibe Q81 millones anuales por cobros ilegales de luz. Es mucho dinero con potencial muy alto para llevar a cabo actos de terrorismo como los acontecidos en los últimos días.

Extraño que esto no tenga mayor cacareo analítico….