Corrupción e inseguridad II

La inseguridad… remite al mismo tiempo a una sensación de indefensión y a una concreta realidad de violencia… Corrupción e inseguridad se dan la mano para consumar sus delitos, desde las modestas… hasta las más ambiciosas compras de empresas y blanqueos millonarios. Jueces, policías, y pequeños y grandes funcionarios del Estado aceitan una maquinaria corrupta que, además… construye una impunidad que nos parece invulnerable… Aprovechando la amistosa disposición de la Justicia, y la benevolencia y visión nublada de las fuerzas de seguridad… Lo que importa ahora es presentar esta agenda, que reúne la lucha contra la corrupción y la inseguridad, como un asunto de Estado, como una de las opciones transformadoras que requerimos con vistas a 2015.

Debe entenderse que la corrupción no es únicamente una encrucijada moral o una cuestión de ética política, sino un severo riesgo económico y social. No sabemos cuántas escuelas, cuántas viviendas, cuántos hospitales podrían haberse construido con el dinero robado. Por otra parte, la corrupción y la inseguridad reunidas bloquean todo consenso de largo plazo. No hay cabida allí para una educación de excelencia ni para trenes de alta velocidad. Solo vivimos un presente de descreimiento que se repite sin cesar.

Simplemente será tiempo de decir basta, de tener candidatos que puedan probar su honestidad, de poner presos a algunos ladrones de guante blanco y de recuperar por lo menos una parte de sus bolsas repletas de dinero. El que decida ponerse al hombro esta agenda tendrá resuelta una parte de su campaña. Podrá pertenecer a cualquier partido, pero difícilmente le creamos si proviene del oficialismo. Luis Gregorich (“Corrupción e inseguridad van de la mano”, La Nación, 16.04.14).