Presión de presiones

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JORGE JACOBS A.

 
 
El proceso de elección de Fiscal General de la Nación nos planteó un buen ejemplo de cómo funcionan los grupos de presión y cómo algunos critican la presión que ejercen otros, pero ni siquiera aceptan que ellos mismos están ejerciendo coacción similar o peor que las de sus “contrincantes”. Pareciera ser que el lema es: Si yo presiono, está bien, si alguien más presiona, está muy mal. ¿Debemos aceptar esta imposición? Las presiones de la mayoría de grupos se centraron alrededor de la reelección de la actual fiscal Claudia Paz y Paz. No entro aquí a analizar

dicha candidatura, sino las acciones de los grupos de presión alrededor.

Quienes apoyaron la candidatura de Paz y Paz, en múltiples ocasiones acusaron a los grupos que se oponían a esa candidatura de “presionar” a los miembros de la comisión postuladora en su contra. Acusaron al Gobierno de utilizar “operadores políticos” para presionar. Acusaron a los “grupos oscuros” —que según entiendo se referían a militares, exmilitares, sector empresarial organizado y al “crimen organizado”, todos dentro del mismo chumul— de ejercer su influencia para que la Comisión no incluyera a Paz y Paz entre los finalistas.

Lo que no entiendo es la incoherencia de estos grupos y personas que, por un lado, acusan a todos los demás de presionar a la Comisión, cuando ellos, por el otro, hicieron muchas más presiones. Lograron que la “comunidad internacional” —léase la burocracia internacional, incluida la Cicig y la Embajada de Estados Unidos— presionara por Paz y Paz. Lograron que se le dieran premios y reconocimientos internacionales. Lograron incluso que la mismísima reina Sofía llegara a las instalaciones del Ministerio Público a felicitarla. Lograron que en los medios de comunicación el tema fuese su reelección y no el proceso de selección del nuevo fiscal. Llegaron incluso al punto de presentarle a la comisión postuladora una solicitud firmada por cerca de seis mil personas para que ella estuviese entre los finalistas. Pero de allí resulta que ellos no hicieron presión; quienes presionaron fueron los otros.

El argumento que utilizan para justificar su incoherencia es que ellos son los buenos y todos los demás, los malos. Por eso las presiones que ellos hagan son muy buenas, mientras que las demás son malas. Pero ese es un argumento falaz. Todos los grupos de presión, por definición, buscan sus propios objetivos y ninguno puede reclamar para sí el monopolio de la bondad.

La pregunta del millón es ¿cómo hacemos para evitar la influencia de los grupos de presión? Volvemos siempre al punto de que el problema es el sistema. Este sistema benefactor/mercantilista que atrae a tantas personas y grupos que desean beneficiarse de él a costillas de los demás. Mientras no se cambie el sistema, siempre tendremos a los grupos de presión viendo cómo hacen para manipularlo en su beneficio. Siempre utilizando el mismo argumento falaz de que ellos son los buenos y lo hacen por el beneficio de todos. ¡Qué de al pelo!

Publicado el 01 de mayo de 2014 en www.prensalibre.com 
http://www.prensalibre.com/opinion/Presion-presiones_0_1130287026.html

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