Soborno y autocensura

También los guatemaltecos pagamos el precio de tener corruptos en el poder.
La “confesión” de Portillo, acerca del “secreto a voces” que varias veces abordé en este espacio, referente a la forma de “patrocinar la diplomacia taiwanesa”, a través corrupción oficial, práctica que –entre otras cosas– mantiene preso al expresidente Chen Shui-bian, trajo al tapete el concepto de “soborno” y los medios ahora “critican el acto y exigen se investigue” ¡Qué payasada! ¿Acaso es novedad para ellos?

 

Según el DRAE, soborno se define como: “Corromper a alguien con dádivas para conseguir algo”; “dádiva” es sinónimo de “regalo”, pero también se define como: “pretender cohecho o soborno”… son términos aplicables a “negocios” salpicados por corrupción. Mediante el soborno, la parte que recibe la dádiva cede, cumpliendo con las exigencias o “sugerencias” del amoral “dadivoso”. Se perfecciona una acción recurrente, entre corruptos y corruptores; quién empieza el negocio es irrelevante, pero importa mucho señalar que esta “dadivosidad” torcida, no proviene nunca de riquezas privadas o ganadas a través del trabajo tesonero, sino tiene como origen común el erario público, es decir, somos los contribuyentes quienes –finalmente y sin enterarnos– patrocinamos a los corruptos y los enriquecemos.

Fue dinero de los contribuyentes taiwaneses el que recibió Portillo, contribuyentes que –además– pagaban el estilo de vida de Shui-bian y su aparato de corrupción transcontinental… también los guatemaltecos pagamos el precio de tener corruptos en el poder, más afanados por hacer fortunas expeditas que por cumplir con sus obligaciones constitucionales. Portillo, como asesino y ladrón confeso, luce –a la distancia– menos impresentable que sus sucesores, quienes –sin duda– han tenido una “cuchara más grande” para servirse; la cuchara del endeudamiento inmoral y sin límite, déficit fiscal y mucha transa. Ojo, los acreedores de nuestro país, no son más morales que el Gobierno de Taiwán, pues “sueltan la plata” sin condicionantes de destino claras, sin fiscalización, y en la aprobación de cada nuevo adeudo… corren pestilentes “dádivas”, entre los legisladores que “de boquita” ejecutarán –contra lo establecido en la Constitución– obra pública.

Los sobornos cubren un gran espectro de la actividad nacional, constituyen la línea más efectiva para concretar “alianzas” público-privadas y promueven presidenciables, desde y fuera del Gobierno de turno. Los sobornos son por definición: empobrecedores, alienantes, destructivos y permiten el mantenimiento –en el poder y los negocios derivados del poder– de gentuza, definiéndose como tales a corruptos y corruptores, quienes cambian –de rol– a turnos y conveniencia. El soborno es el acto anómalo más camaleónico que existe… ahora también se viste de publicidad oficial y se dirige a los medios, para provocar la fétida autocensura. Lo más cínico que he visto, escuchado y leído, fue “la noticia” que informaba que “el TSE investigará al ministro de Comunicaciones por campaña anticipada”, pero lo aciago fue verlo, leerlo y escucharlo, en medio de insistentes spots de TV y radio, así como anuncios de prensa de Sinibaldi y Baldizón ¿Los medios no saben que se trata de campaña anticipada… o cierran un ojo, mientras alargan la mano como Portillo? ¡Piénselo!

Publicado el 21 de marzo de 2014 en www.elperiodico.com.gt por Cesar A. García
http://www.elperiodico.com.gt/es/20140321/opinion/244573/

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