Obras, no propaganda ilegal

Colmados de que nos impongan esas caras de cínicas sonrisas.
 
La paradoja de esta democracia es que siendo un país con los más altos índices de desnutrición en el mundo, gobierne un grupo que gasta Q33 millones en pauta publicitaria, para unos cuantos meses, sin inmutarse. La vanidad acaramelada y el prurito de perpetuarse en nuestra memoria son las causas de tan inaceptable derroche. 

Los gobernantes egocéntricos, los políticos abusivos, y las autoridades de fachada conforman el peor reto para que el nuevo Tribunal Supremo Electoral demuestre que lo integran ciudadanos profesionales e incorruptibles, para encontrar los medios de detener ese caos identificado como publicidad anticipada. Cuatro partidos políticos están abusando. No existe ciudad, pueblo o caserío en el que no se instale la propaganda gubernamental y la de políticos avezados, ambiciosos que adelantan su campaña proselitista sin limitaciones.

En perspectiva está el caso del Ministro de Comunicaciones a quien Acción Ciudadana busca comprobarle que, de los fondos gubernamentales se están utilizando Q10 millones para financiar su negada, pero manifiesta, campaña política. En el trabajo de ese ministerio mucho bombo y pocas nueces. Se ponen rótulos de grandes obras en caminos de terracería que nunca tocan. Es más, irresponsablemente dejaron inconclusa la carretera de doble vía hacia El Salvador, que va desde Oratorio, Santa Rosa, hasta la frontera de Las Chinamas. Eso hace más de un año. Mientras, los trabajos ya efectuados se deslavan con el invierno, y el esfuerzo y el gasto anterior se los lleva el agua. Casos como este hay más. Lo que pudo ser progreso se abandonó.

Hace meses que se denuncia el abuso de los partidos políticos contaminando los poblados, el paisaje de las carreteras y el respeto al medioambiente, en general, sin que el ministerio encargado de detenerlos les ponga un límite. ¿Por qué tenemos que sufrirlo quienes transitamos las carreteras, sin que el Ministerio del Medio Ambiente se dé por enterado, vuelva la espalda, mientras las convierten en un mercadillo de ofertas, que invade la poca naturaleza original que nos está quedando?

Tanto en el plano gubernamental como en el de los partidos políticos, no existe ciudad, pueblo o caserío en el que no nos aparezca la cara de uno o dos políticos haciendo propaganda de sus logros, sus grandes hazañas, sus promesas y su carisma mesiánico para salvarnos de la marea de las mismas inmundicias en que ahora nos atrapan.

Hagámosles saber que la propaganda nos tiene hartos. Hartos de tanto blof, de tanta farsa, de tanto abuso y de tanta contaminación ambiental. Estamos colmados de que nos impongan esas caras de cínicas sonrisas que prometen bienestar, mientras nos despojan por millones o se bañan con los dólares del blanqueo, que después devuelven quintuplicados. Nos voltearon la tortilla, de tal manera, que ahora se creen semidioses que nos dispensan con la benevolencia de su equivocación: “Mientras más nos impongan la faz de su cinismo, más creeremos en lo que nos prometen”. Estulticia provinciana. Asesorías trasnochadas. Astucia de encantadores.

Por sus obras los reconoceremos, no por su verborrea. Exigimos a todos los políticos que trabajen ya por Guatemala, y que no se esfuercen más en perpetuar su aderezado rostro con dinero que debiera ser mejor empleado. Dos presidentes con ideologías opuestas marcaron con su trabajo las mejores obras: Jorge Ubico por su obra física, y J.J. Arévalo por su obra social. De los miles de millones gastados después en propaganda y publicidad, ¡no queda nada en la memoria colectiva!

Publicado el 21 de marzo de 2014 en www.elperiodico.com.gt por Silvia Tejeda
http://www.elperiodico.com.gt/es/20140321/opinion/244572/

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