Afrentoso derroche de fondos públicos

¡Otra Guatemala es posible!

Imagínese usted cómo abrirá los ojos un chapín nombrado para un puesto público importante al ver que en la chequera tiene millones de quetzales que puede gastar liberalmente. Si ese guatemalteco no tiene conciencia social, una clara visión del país en el que vive, si no está consciente de los déficits sociales, de las carencias de gran parte de sus conciudadanos y de la ética pública, sin duda hará “chinche” los fondos públicos, que no le costaron nada ganarlos, y que el puesto le permite derrochar impunemente.

Ilustro el caso con un ejemplo patético. Antes de la Navidad un grupo de familias fuimos una tarde a llevar alegría a un orfanatorio. Hubo una pastorela, llegó Santa Claus con regalos para cada niño y niña y, al final, hubo tamales para todos. La monja que supervisaba el acto me dijo que todos esos jóvenes habían sido abandonados por sus padres, y que el Estado les había asignado su custodia y educación. Vivían de la caridad pública, porque el Gobierno no les daba nada. Un buen número de esos jóvenes tenía diversidad funcional.

Al día siguiente, con el corazón hecho aún un nudo ante el drama de esos chapines, abrí elPeriódico y, con asombro, leí la noticia de que el INDE pagó Q36 mil 225 a un conjunto musical para que realizara una presentación para el personal de ese ente estatal; que había gastado más de Q100 mil en decoración navideña; cerca de Q40 mil en vasos publicitarios, y que desembolsó casi Q30 mil en 118 arreglos florales. Y me pregunté: ¿en qué país creen ellos que viven? ¿En Dubai, en Catar o en Guatemala?

Ministros y funcionarios públicos deberían de ver a su alrededor y darse cuenta que, aunque tengan millones de quetzales de fondos públicos en la chequera, su uso debe hacerse racionalmente, porque el derroche de los mismos es una afrenta a quienes en Guatemala padecen o mueren de hambre, a ese 51 por ciento de chapines pobres, y a esos niños y niñas abandonados por el Estado. No es justo que con el IVA que forzosamente paga un pobre campesino maya en Soloma por la compra de una gaseosa, se destinen a hacer fiestas en las oficinas públicas, porque el dinero de la recaudación de impuestos debe ser administrado con probidad y racionalidad. Es triste que haya dinero para fiestas en las oficinas del Gobierno y no para los jóvenes abandonados por sus padres y el propio Estado, cuyo apoyo debería ser prioritario. Siempre he creído que funcionarios con conciencia social y honradez forjarían otra Guatemala. ¡Otra Guatemala es posible! Pero no con los mismos que hemos tenido hasta ahora por largos 28 años de democracia, ni con los que ahora, tras las siguientes elecciones, pretenden seguir gobernando con las mismas mañas.

Para terminar, quiero rectificar un artículo anterior en el que por un lapsus calami cité la famosísima primera oración de la primera catilinaria que dice Quousque tandem abutereCatalina, patientia nostra, de Cicerón, indicando que era de Horacio. Me percaté de mi involuntario error cuando el artículo ya estaba publicado. Mil disculpas.

Publicado el 22 de enero de 2014 en www.elperiodico.com.gt por Gonzalo Asturias Montenegro
http://www.elperiodico.com.gt/es/20140122/opinion/241322/

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