Una severa crítica son los niveles de corrupción e ineficacia.
El mandato de Otto Pérez Molina se ha caracterizado por su poca capacidad para encauzar de manera inteligente las críticas de periodistas, columnistas e investigadores sobre asuntos de Estado y temas personales. Por ejemplo, el déficit de gobernabilidad predominante en el país no es responsabilidad de su gobierno, ni del anterior, es producto de la modernidad inconclusa que ofreció democracia inclusiva pero benefició a unos pocos. Ante esto, el Presidente, en lugar de arremeter con todos los medios a su alcance en contra de los críticos, debe de asumir la realidad nacional con complejidad y explicar dentro de ese marco qué puede y qué no puede lograr durante su mandato y por qué.
Por eso, es un error mantener una mediocre campaña, para crear falsas expectativas y la materialización de sueños en sectores bajos y pobres cuando él sabe que no lo logrará por falta de reformas estructurales en el país.
Una severa crítica son los niveles de corrupción e ineficacia de funcionarios de alto y mediano rango. El Presidente en lugar de analizar cada caso con objetividad, permitiendo que sean los funcionarios quienes aclaren las imputaciones, ha salido frontalmente a defenderlos, cuando él sabe que es humanamente incapaz de controlar el detalle de las acciones de cada burócrata.
Por otro lado, hay acciones en las que el mismo Presidente, su hijo, familiares y funcionarios han participado como presentaciones hípicas en donde han desfilado como si se tratara del emperador que derrocha poder, luce sus riquezas y espera ser aplaudido y reverenciado por sus súbditos. Estas acciones, en pleno siglo XXI, no pueden sino generar rechazo e indignación ante una mayoría desnutrida, que se muere de hambre.
También ofende la forma en que el Presidente defiende a la Vicepresidenta como una fiera, pero en el día a día ha colocado a su esposa en un rincón, en donde no existe, sin respeto y sin el lugar que a ella le corresponde como Primera Dama de la Nación. El Presidente representa a Guatemala, por lo tanto, debe actuar como dirigente nacional y no como un ciudadano común que compite por su propia cuenta.
Publicado el 13 de enero de 2014 en www.elperiodico.com.gt por Irmalicia Velásquez Nimatuj http://www.elperiodico.com.gt/es/20140113/opinion/240830/
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