La experiencia que hoy se vive con las “postuladoras” es producto de pretender organizar el Estado en torno a la honorabilidad y magnanimidad de las personas en lugar de reglas generales y abstractas de observancia universal. Lo cual no quiere decir que los valores morales y los altos ideales no sean necesarios, sino que en asuntos políticos siempre es importante regular y limitar el uso arbitrario del poder, independientemente de las características personales de quienes lo detentan. Creen, tal y como hicieron los constituyentes en su momento, que descansar en el criterio de personas honorables y de reconocido prestigio como integrantes de Comisiones de Postulación, es un sustituto del control al uso del poder, resultó en una grave equivocación. En el mejor de los casos, resultó ser una salida fácil para un problema mucho más complicado: el uso arbitrario del poder en los cargos que se eligen mediante el referido mecanismo. La solución de fondo no radica en mejorar el sistema de designación a determinados cargos públicos, sino en limitar y regular el uso del poder en los cargos sujetos a tal sistema de elección. En esa medida, menor será el interés de cualquier grupo de presión, mafia o partido político en capturar tales cargos.
Publicado el 11 de enero de 2014 en www.elperiodico.com.gt por Editorial El Periódico http://www.elperiodico.com.gt/es/20140111/opinion/240784/
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