La primera se refiere al artículo 121, en donde se conceptualiza al TSE y copio el texto del proyecto: “El Tribunal Supremo Electoral es la máxima autoridad en materia electoral y de organizaciones políticas, responsable legalmente por su conducta oficial, sujetos a la ley y jamás superiores a ella (sic). Es un órgano independiente y por consiguiente no supeditado a organismo del Estado alguno. Su competencia es lo relativo a las organizaciones políticas (sic). Su organización, funcionamiento y atribuciones están determinados en esta ley”.
Vean la redacción, ¿Quién es responsable ante la conducta oficial? Si vamos al texto el propio tribunal, cuando los responsables son los magistrados que encarnan ese poder. El tribunal ejerce competencia, pero de plano ese corolario que le pusieron a la primera parte del artículo a reformar se refiere a funcionarios y no a órganos —alguien copió mal el texto—. Pero dejemos ese punto. ¿Cómo es posible que se diga que es la máxima autoridad en materia electoral y después se señale que su competencia es “lo relativo a las organizaciones políticas”? Olvidemos la sintaxis y coherencia gramatical (la cual es pésima), es absurdo que al señalarse a la máxima autoridad en materia electoral se defina su competencia en un ámbito distinto. Estos gazapos son dolosos.
Pero sigamos, se pretende reformar el artículo 126 y alguien tuvo la brillante ocurrencia de crear presidencia rotativa en el TSE. No les bastan los desmanes de la Corte Suprema de Justicia y del error que encierra la presidencia rotativa en la Corte de Constitucionalidad, ahora que las magistraturas se reparten por cuota de cada partido todos quieren su tajada y se aseguran su parte.
El TSE se integra por un período de seis años, pero son cinco magistrados, así que cada magistrado ejercerá la presidencia por un año y 73 días. ¿Es esto una reforma para fortalecer el sistema de justicia electoral? La respuesta es un no contundente. El presidente debe ser quien sea electo por el pleno, no más.
Acá la impunidad se empuja desde el Congreso y para muestra esta propuesta de reforma a la Ley Electoral, si con el concepto de la máxima autoridad en materia electoral estamos tan complicados, imaginemos lo que viene detrás.
Al TSE se le quiere debilitar y se quiere tenerlo como parte de un botín. Es clara la intención y es claro el mensaje. Acá hay políticos que quieren hacer lo que se les da gana y, al parecer, simple y llanamente lo logran cada día.
Publicado el 27 de noviembre de 2013 en www.prensalibre.com por Alejandro Balsells Conde http://www.prensalibre.com/opinion/Mision-abatir-TSE_0_1037296273.html
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