Presupuesto 2014, inflado para variar

Ramón Parellada

En octubre de 2012, escribí que el presupuesto proyectado para el 2013 estaba inflado. Tanto los ingresos estaban sobreestimados como los gastos inflados. Se hicieron recortes en el camino y la cifra final de ingresos tributarios netos terminará alrededor de unos Q47.4 millardos y no los Q50.4 millardos que se habían aprobado. Una diferencia de Q3 millardos, que representa el 6.3% entre lo esperado realmente y lo aprobado.

¿Por qué se aprobó un presupuesto tan inflado para 2013? Una variación de ese monto no es aceptable cuando se tienen todas las herramientas para poder calcular bastante bien los ingresos de cada año. Pienso que fue en parte por un optimismo desbordado de parte del Ministerio de Finanzas por entrar en vigencia el paquetazo fiscal aprobado en 2012, por una mayor presión de la SAT (Superintendencia de Administración Tributaria) y por un crecimiento económico también sobreestimado.

El Ministerio de Finanzas no aprendió la lección, y ahora propone un proyecto de presupuesto para 2014 también con ingresos sobreestimados y gastos inflados. Los ingresos tributarios netos que esperan recaudar rondan los Q52.1 millardos. Con suerte, y siendo muy optimista, se logrará recaudar alrededor de Q50 millardos (en un artículo anterior estimaba unos Q48.6 millardos). Estamos hablando de Q2.1 mil millones de diferencia que representan un 4%.

Los gastos están inflados. Este es el verdadero problema del Gobierno, y aquí es donde se nota la falta de carácter y autoridad de nuestros gobernantes y autoridades actuales, pues ceden a cualquier presión de los burócratas, incrementando a quienes más bulla hacen, en vez de hacer un análisis concienzudo de qué prioridades existen en el país y proceder a eliminar esos ministerios y entidades que no lo son y nada tienen que ver con la función básica del Gobierno.

A mi juicio, los gastos corrientes, incluyendo el servicio de la deuda pública, no deberían superar a los ingresos tributarios netos. Sin embargo, están desfinanciados. Si los ingresos tributarios que realmente esperamos son del orden de los Q50 millardos, no es posible aprobar un presupuesto de gastos corrientes de Q52.3 millardos. Aquí, ni siquiera considero el servicio de la deuda ni las inversiones de capital. El asunto es que con este presupuesto aún hay que pedir deuda para las inversiones y para pagar deuda. ¡Y el Gobierno pretende gastar Q70.6 millardos! Restando los Q4 millardos de ingresos no tributarios, el presupuesto proyectado para 2014 está desfinanciado en un 23.5%, que equivale un poco más de los Q16 millardos. El Gobierno está solicitando Q14 millardos, pues considera que alcanzará la meta de recaudación para 2014 de Q52.1 millardos.

¿Debemos endeudarnos más? No. El problema de la deuda se está volviendo inmanejable, contrario a lo que afirmó el Presidente de la República recientemente. Cada año, el pago de capital más intereses se come más del presupuesto, dejando menos disponible para los gastos corrientes.

El Congreso de la República debe aprobar este mes el presupuesto. Tiene hasta el 30 de noviembre para hacerlo. Pero no debe caer en el error del año pasado y aprobar un presupuesto sobre estimado y con gastos inflados, para evitar a medio camino tener que hacer todos los recortes y conocer nuevas solicitudes de préstamos.

El proyecto de presupuesto para 2014 no debe aprobarse como está. Deben reducirse las estimaciones de ingresos tributarios y los gastos a modo de cuadrarlos, evitando endeudar más al país. Aprobarlo es crear un caos económico y financiero innecesario. Es irrealista.

Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día jueves 14 de noviembre 2013.
 

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